Frente de la escuela Normal en la actualidad |
El comienzo de clases, las profesoras, las egresadas
Juan Manuel Aragón
Algunos años las clases comienzan tarde, lo que ha de dañar
la educación. Habrá quien diga que más adelante se va a recuperar el tiempo
perdido. Absurdo. Ese tiempo que ha pasado nunca jamás va a volver; el tiempo
que viene siempre es nuevito, sin inaugurar. Quizás uno de los peores males sea
el de mostrar a los chicos las clases, los estudios, la disciplina, no como lo
permanente sino como una anormalidad que sobreviene interrumpiendo un largo
descanso debido a las vacaciones anuales, las vacaciones de julio, los asuetos
sabatinos, los asuetos compensatorios. Y las huelgas.
Una vez la Normal empezó sus clases recién el 9 de mayo. Fue en 1881. Mejor hubiera
sido que comenzara antes, pero de todos modos hubo ese día un general contento
popular, ya que la demora se debió a contratiempos difíciles por la falta de
experiencia y de medios.
La escuela había sido creada el año anterior, cuando todavía
era presidente el doctor Avellaneda. Se la había solicitado en 1868, antes que
un colegio de enseñanza secundaria. Por su tardanza se dispuso en 1872 una
escuela superior de niñas, que recibió los nombres de ‘9 de Julio’, ‘Manuel
Taboada’ y ‘Colegio Belgrano’. Esta escuela con tantos nombres recibía alumnas
de la campaña y las preparaba con un programa que abarcaba Literatura,
Aritmética, Religión, Gramática, Geografía, Francés, Historia, Dibujo, Música,
Moral, Costura y Bordado. Con esta preparación volvían a dirigir escuelas
elementales en sus lugares de origen.
Para la creación de la Normal la provincia ofreció el local
de esta escuela. Tenía un salón amplio y dos piezas; una se destinaba a
vivienda de la directora y la otra a depósito. Para su adecuado funcionamiento
debieron levantarse seis piezas más.
El presidente Avellaneda dispuso que viniera como directora
la señorita Adela Horney. Pero no vino. (Dos años después dirigiría la Normal
de Rosario). Esta negativa, junto a la falta de muebles, causó la demora. El
presidente Roca la nombró como di-rectora a la señorita Juana Pérez, española,
que vino con sus hermanas Elvira y Antonia.
En abril comenzó la matrícula y se tomaron exámenes a las
aspirantes para seleccionar a las que estuvieran en condiciones. Se
inscribieron 250 alumnas en el primer curso y 20 en el segundo. El cuerpo de
profesoras se completó a fines de mes, y se dispuso el presupuesto. La directora
mensualmente ganaría 180 pesos fuertes; su hermana Elvira, como vice, 100
pesos; las profesoras Francisca Jacques (que más tarde sería directora por
muchos años), Adelma Villar, Rosario Gallardo, Dolores Herrera, Antonia Pérez
80 pesos; como ayudantes Apolinaria Olivera, Isabel Rodríguez y Celina Palacio
con 30 pesos cada una.
Se aplicaron a la tarea y en diciembre de 1884 egresarían
las primeras maestras santiagueñas con títulos. Fueron las señoritas Francisca
Alcorta, Aurelia Iturbe, Natalia Ríos, María Suffloni y Laureana Bravo. Puesto
que no hay por qué ocultarlo al saber, los exámenes que rindieron para egresar
fueron públicos, de manera que toda la sociedad apre-iara el grado de sus
conocimientos. Al otro día el diario ‘El País’ haría la crónica de los temas
que les tocaron y del desempeño de cada una.
Empezaron tarde las clases de la Normal en 1881. Había motivos
que explicaban la demora.
(Efemérides publicada el 9 de mayo de 1993 en ‘El Liberal’).
(Efemérides publicada el 9 de mayo de 1993 en ‘El Liberal’).
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