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miércoles, 31 de agosto de 2011

Lo urbano y lo rural en la cultura santiagueña


Chica santiagueña en el mercado Armonía.

La creación anónima, los productos culturales, el hombre

Este ensayo aspira a presentar algunas ideas acerca de lo que la ruralidad y la urbanidad significan dentro de la producción intelectual y la creación anónima de Santiago del Estero. Resultado de una apreciación más o menos superficial de una serie muy amplia de productos culturales, mis ideas encarnan el punto de vista de un observador participante más que el de un actor o un crítico externo.
Sirva esta postura preliminar como una manera de reconocer que la multiplicidad de materiales comprendidos en la noción de 'productos culturales' es lo suficientemente heterogénea, profunda y compleja como para abarcarla en una apresurada revista. Pero el asunto de este artículo no son tanto los productos culturales en sí mismos como sus temas, y el análisis de lo que esos temas proponen.
No es necesario incorporar aquí los términos de las discusiones y las teorías acerca de porqué los creadores1 eligen un tema u otro para sus obras. Dicha discusión es ajena a este tema. Pero quisiera señalar que adhiero a la idea de que la creación artística es un producto de la vida social, fruto de un proceso espiritual complejo no desentrañado aún por completo.
Hecha esta salvedad que nos permite ver al creador como un hombre situado en precisas coordenadas de historia y de paisaje, podemos entrar en materia. Y la planteamos con una afirmación: la expresión artística santiagueña, en cualquiera de sus formas, aparece delineadas en torno a una temática central, que es la de la vida rural.
El mundo rural, en su sentido de paisaje terrestre, de entorno de la vida humana –y no en el mero sentido de "campo" como vacío, como opuesto de "ciudad" es fuente de inspiración; aparece como tema, pero también como proceso vital, como origen y destino del hombre que lo habita. Es el núcleo generador, el elan de la cultura santiagueña. Los productos de la expresión cultural –leyenda, mito, costumbre, música, danza, poema, cuento, novela- están regidas por ese núcleo, que los explica y los revela.
¿Pero qué sucede con la ciudad, como objeto y como forma de vida? Cuando ocasionalmente aparece el tema de la ciudad, lo hace bajo el tono épico e idealizado de la historia, para recrear los orígenes de Santiago del Estero.
Apenas uno indaga en ese punto descubre que esa ausencia es de superficie. Viendo los textos más legibles (el cuento popular, la narrativa) se advierte una alusión permanente al tema urbano, generalmente en tono nostálgico, cuando no de sentido negativo, de prevenciones y de rechazo.
Existen varias perspectivas para interpretar estos hechos. La primera es de orden universal y nos remite a la imagen idílica de la vida simple y primitiva, que existen en todas las culturas. Su contracara es la visión de las ciudades como fuente de perturbación y corrupción; la ciudad, centro de poderes y también de placer, a la vez sojuzga y atrae. De allí proviene el sentimiento contradictorio del labriego y del viajero, que miran desde abajo o desde afuera a la ciudad, y a la vez la anhelan y la rechazan.
La segunda perspectiva es local, y se refiere a las conflictivas relaciones del interior con Buenos Aires, y aún antes, de Santiago con las otras ciudades de la región. La competencia en este último caso, y el dominio y la dependencia en el primero, justifican una aversión hacia el fenómeno de lo ciudadano. La urbanidad, por otra parte, es la que produce el extrañamiento del santiagueño con su tierra.
A partir de esta manifiesta exaltación de la pureza del terruño, es posible ver que la ausencia de referencias a lo urbano, es, elípticamente, una tentativa de anularlo. Así como la palabra es para el artista el medio de creación simbólica del mundo, el silencio comporta una también simbólica aniquilación.
La cultura santiagueña –y soy consciente de que al describirla en estos términos también describo otras realidades provinciales, en Argentina y otros países- remarca insistentemente la valoración positiva del "pago" (acaso el lugar donde uno recibe una retribución?) y del "retorno al pago". La música popular da testimonio permanente de este interés. La narrativa reitera una y otra vez las figuras de la vida animal y vegetal, en torno a un epicentro que es el bosque.
La ensayística y la ciencia se orientan hacia la presencia y revitalización del idioma original -el quichua- hacia la interpretación del mito y la leyenda, hacia la descripción del yacimiento "folk", y hacia la investigación del ancestro etnológico.
Nuestra afirmación inicial se convierte ahora en una pregunta: ¿cuál es el sentido de esta recurrencia y reiteración, que no es de ningún modo casual, y qué dilemas le plantea a la cultura santiagueña?
No usamos arbitrariamente la palabra dilema, en su sentido de alternativas y de partición de caminos, pues la cultura está siempre sujeta y expuesta a operaciones de elección, y particularmente en los momentos de cambio, en que una sociedad busca una nueva ubicación en un contexto. Y leo en los hechos sociales de estas últimas dos décadas las reaparición cíclica de una idea redentora en las comunidades provinciales postergadas del noroeste y del noreste, que es la idea de la reasunción de un destino grande que le ha sido escamoteado.
Veo dos consecuencias de esta manifiesta uniformidad temática, una positiva que actúa como una función demandada por la colectividad, y otra negativa que actúa como una disfunción y que va a dificultar las posibilidades de inserción de esa misma colectividad en las circunstancias del tiempo por venir.
La primera es una función de auto-identificación. La cultura provee a los santiagueños de una identidad, de la que estos obtienen seguridad y cohesión social. Una resultante de esta función es la actitud de preservación de valore y costumbres. La cultura actúa como una vestal que custodia un yacimiento, un repositorio de bienes espirituales que son muy valiosos, no sólo para los santiagueños, sino para toda la comunidad nacional.
La segunda consecuencia está conformada por los riesgos, excesivos y deformaciones de la anterior, que coexisten con ella, y que pueden acabar por superar a sus aspectos positivos. Pues una cultura que se interna en su propio pasado está resignando su rol de dar sentido al presente y lo reemplaza entregando versiones cristalizadas de formas de vida que han perdido vigencia. Vuelve a su forma para defender, para seguir siendo lo que fue.
Desde este punto de vista, aún la identificación provista por esta cultura ruralizante o del si-mismo-antes, es equívoca y requiere y corre el riesgo de convertirse en tarjeta postal, en fotografía de álbum que con su tinta amarronado nos recuerda lo que ya pasó.
Y la realidad de Santiago del Estero es que estas formas sociales y espirituales que constituyen el contenido del universo rural, están pasando, se están convirtiendo en lo que los antropólogos llaman "folkways", eso es, modos de la sociedad anterior que sobreviven en la sociedad del presente.
Es cierto que una de las funciones esenciales de la cultura es crear y mantener los lazos entre el pasado y el presente. Esta es una función instintiva de la cultura, regulada por el sistema del gran simpático, por así decirlo. Pero los creadores son en buena medida los elementos conscientes de la cultura, que deben advertirle a la sociedad cuáles son las líneas actuales y verdaderas de su rostro, y aventurar el que tendrá mañana, con la misma seriedad y rigor con que le recordarán lo que fue ayer.
Aquí es donde percibo una fractura, una línea de quiebre que puede –o no- convertirse en una brecha. El único objeto de este breve ensayo, su fin último, es señalar la existencia de este hiato y procurar establecerlo como problema.
En menos de 40 años Santiago del Estero ha sufrido cambios sociales y demográficos de consideración y todo indica que ese proceso no se interrumpirá durante las próximas décadas. Urbanización más rápida, crecimiento de la producción de las áreas rurales, ingresos de productos de estilo capitalista, comunicaciones masivas, entre otros muchos factores, dan a este proceso una meta previsible, y es el reacomodamiento de las fuerzas sociales y cambios correlativos en la esfera de la cultura. La supervivencia de la pobreza y la injusticia no es un síntoma de que nada cambia, como suele pensarse, sino de que los cambios no implican necesariamente superación social.
El resultado de este proceso es una súbita ampliación del espectro de la realidad social, desplegada entre los polos del tradicionalismo y la modernidad, que constituyen el equivalente cultural de las realidades rural y urbana.
El problema que planteo constituye, entonces, una página abierta a la reubicación de los creadores en un contexto en transición. La transición requiere ideas, imágenes, perfiles, palabras, valores, no menos que la estabilidad. En una palabra, requiere avanzar hacia una síntesis cultural que tome en cuenta todas las realidades en juego y no sólo una parte.
Desde que el creador puede ser testigo y visionario, además de memoria, y desde que cada sociedad espera que lo sea, ese problema es pertinente e importante. Y constituye, aún en los plazos no siempre breves pero tampoco muy extendidos del cambio social, una urgencia espiritual para un pueblo que necesita en el plano de la cultura de un espejo y hasta de un sueño profético, y no sólo de la leyenda y el mito originante.
Nota de Alberto Tasso, en El punto y la coma.

sábado, 30 de julio de 2011

La fundación de La Banda

Paseo del Siglo de La Banda (Foto Rody Beltrán)-

La historia, Juan Núñez de Prado, el sol en las casas

El departamento Banda cobra fuste en la historia santiagueña, no sólo por el hecho de haber sido en El Polear, la fundación real de Santiago del Estero, efectuada por Núñez de Prado en 1552, como Ciudad del Barco del nuevo Maestrazgo (Barco III), conforme a la “Provisión” del presidente de la Audiencia de Lima, licenciado Pedro de la Gasca, que establecía “Vaya usted al sud, y funde una ciudad en la región del Tucma para afirmar allí nuestra potestad frente a la gobernación de Chile”, sino por ser su espacio geográfico, uno de los más importantes asentamientos de las poblaciones precoloniales y ceramistas. Culturas Mercedes, Sunchituyoj y Averías, que desarrollaron sus vivencias en los años 400, 800 y 1200 de la era cristiana respectivamente. La primera originaria del medio (Mercedes es una localidad del departamento Banda), caracterizada por una cerámica gris negra con decoración incisa y grabados geométricos, y ausencia de motivos zoomórficos y felínicos (también roja, grabada y lisa), que ocuparon toda la margen oriental del río Dulce, desde Chaupi Pozo en el oeste, a Rubia Moreno en el sur este, pasando por Acosta, Los Quiroga y la Cuarteada, Antajé, según Roque Gómez.
Estos asentamientos coincidieron singularmente todos con los espacios posteriores de los albardones del río, es decir donde se juntan las aguas deltaicas del meandroso y divagante río Dulce. Su antiplástico es de arena, asociado con instrumentos de piedra pulida y materiales de hueso, dice Roque Gómez. También aparece este tipo de cerámica en Río Hondo, Guasayán, Capital, Atamisqui, ojo de Agua y Sumampa. “Su origen andino, su cronología por comparación y estatrigrafía podemos suponer que pertenece a los antiguos niveles de Ciénaga y Condorhuasi, con una perduración hasta los niveles de Sunchituyoj y culturas cordobesas”, agrega.
Es importante señalar a este respecto que en el departamento existe una localidad denominada “Condorhuasi”, la cual durante el siglo anterior fue un centro importante en las cercanías de Simbol Cañada y palmares, al noroeste de Clodomira. ¿Simple coincidencia? De este cultura, Antonio Serrano dice, “pudo llegar del noroeste empujada por la Candelaria o como parte de ella, influyó poderosamente en los pueblos vecinos, originando en ellos formas decorativas decadentes y simplificadas”.
Recordemos que de la Candelaria existen restos en Agua Azul, departamento Pellegrini, justo al norte, por donde antiguamente se comunicaban los arroyos la Verde, La Puerta, La Overa, respectivamente.
Sobre estas culturas agrícolas (sus yacimientos son de 200 por 300 metros de superficie), señala Roque Gómez, se asentaron posteriormente Suchituyoj y Averías, ¿y los propios yuguitas? ¿Y lo de yuguitas no es error de inguitas? (pueblos incas menores). De todas modos es advertible que las poblaciones indígenas precoloniales eran mesopotámicas, en su mayoría estaban localizadas entre los ríos Dulce y Salado, que durante mucho tiempo e intermitentemente corrieron juntos a la altura de Mailín. De allí que su conquista real necesariamente implicaba un asentamiento en el propio medio indígena.
Además, la Ley I de Indias, disponía que estos “en caso de edificar en ribera de algún río, dispongan las poblaciones, que saliendo el sol dé primero en el pueblo que en el agua”. Así lo haría Núñez de Prado. Por el capítulo II de la misma ley “se declara si ha de ser ciudad, lugar o villa”. La provisión de Gasca establecía taxativamente “Vaya usted y funde un ciudad”. En cambio, no obstante que estas disposiciones eran severísimas, Francisco de Aguirre aparece fundando a Santiago del Estero de este lado del río, con fecha 25 de julio de 1553.
Sin embargo, él mismo fue enviado por Pedro de Valdivia, con fecha 23 de diciembre de 1552, con el propósito de … “porque tengo entendido que la Ciudad del Barco III que está poblada detrás de la cordillera de la nieve, en el paraje de la ciudad de La Serena, y estimo que tiene aparejo para fundar otras”. Lo que constituye evidentemente una usurpación.
Algún día ha de reverse el dictamen de la Academia Nacional de la historia, respecto a este punto. Mientras, es obvio que el sector oriental del río ofrece mayores posibilidades topográficas de regadío, sobre todo por inundación que es el que siempre se ha practicado en Santiago del Estero.
De allí que en esta latitud, las poblaciones precolombinas estuvieron en la banda mencionada y no en la occidental.
De Rasgos fundamentales de los departamentos de Santiago del Estero, de Mario Ángel Basualdo. 

Hotel Savoy

Hotel Savoy.

Antiguo y moderno, todos los servicios, tres estrellas

El Hotel Savoy, de Tucumán 39, conjuga lo antiguo y lo moderno. Fue inaugurado en 1932. El edificio ha sido restaurado y reciclado y está mantenido en perfectas condiciones hasta la fecha. Tiene un estilo clásico francés, único en Santiago ya que mantiene en sus espacios comunes la historia de uno de los hoteles mas prestigiosos del norte Argentino.
Cuenta con 80 habitaciones, cada una con todos los servicios que se requiere para la atención de sus huéspedes.
Las guías de turismo lo califican como de tres estrellas.
Sus habitaciones cuentan con ambiente climatizado discado directo nacional e internacional, televisión por cable, baños privados y wi fi.
Ademas tiene lavanderia  cochera,  wi fi, restaurant, bar, piscine, salones para fiestas y recibe todas las tarjetas de crédito. Su cochera tiene capacidad para cincuenta autos y seguridad permanente.
Por otra parte tiene salones para fiestas y conferencias, servicios para eventos, pileta climatizada con servicio de bar, toallones y batas.
En su restaurante es possible saborear comidas regionales y un variado menu a la carta, su teléfono es +54 (0385) 421-1234/35.
De informes tomados en el lugar.

martes, 26 de julio de 2011

Garza

Paisaje de Garza.

El turismo, la pesca, la amabilidad

Garza, en el departamento Sarmiento, es un pueblo tranquilo, su principal atracción, junto con la gentileza y amabilidad de su gente. Es así que llegan al pueblo muchos turistas para descansar y conocer.
Hay un hospedaje con una tarifa de 70 pesos por día, atención personalizada de sus dueños, habitaciones individuales, dobles y familiares, baños con agua fría, caliente y televisión. El hostal está a la vera de la ruta 34.
Hay lugares para pescar en amplios espacios al sur del pueblo, en la margen izquierda del río Dulce en Hornillo, Shishpi, Calo, Tasigasta, La Dormida y Barrancas. Allí acuden pescadores y cazadores de Córdoba. Allí se pescan bagres, dorados, sábalos, socos y mojarritas, entre otros.
Hacia el naciente 25 kilómetros separan Garza del río Salado en el que también hay ejemplares como bagre, dorado y sábalo. Aquí se pesca en Guaype, Ampa, Alejito, Villa Matará y Rincón.
Tanto en pesca como en cacería está prohibido realizarla en forma masiva, por lo que para hacerlo deben tener habilitado el carnet de caza y pesca. En cuanto a la cacería, se puede realizar en los mismos lugares, desde Quimilioj hasta Hornillo y se encuentran conejos, copetonas, perdices, charatas, guasunchas o corzuelas, chanchos del monte y chuñas, mientras que entre Guaype y Villa Matará hay pichis, peludos ciegos, mulitas y quirquinchos, entre otros.
Garza se caracteriza por ser uno de los pueblos que mantiene la cultura santiagueña, con sus comidas típicas, las conversaciones de vecino a vecino, sus pocos bailes en los que se pasan mayormente guarachas,, además con las academias de baile y grupos folclóricos tradicionales.
Tomado de Nuevo Diario.

sábado, 23 de julio de 2011

Añatuya

Entrada de Añatuya.

La sede del obispado, escuelas, barrios, Manzi

Añatuya es la cabecera del departamento Taboada. Fue fundada el 5 de julio de 1912 por Manuel Taboada.
Su nombre proviene de la voz quichua, que significa "zorrino", de ahí que este sea el símbolo de la ciudad. Existen otras versiones que explican el nombre de la ciudad, una de las cuales asegura que viene del guaraní, aña, diablo y tuya, viejo, es decir "diablo viejo".
Es famosa por un festival anual,
Las principales arterias delimitan los barrios más populosos y céntricos. Algunos de ellos son el Centro, Platense Oeste, Manzione, La Merced, Obrero, Colonia Osvaldo, Juan XIII, Villa Abregú, Rosso, Villa Fernández, Santa Rafaela, San Jorge, Las Malvinas, Polo Norte, Santa Rita, Villa Nilda, Villa María, Tiro Federal, El Triángulo, El Bajo, Rivadavia.
Tiene diversas escuelas secundarias como el colegio Florentino Ameghino, la escuela de Educación Técnica e Industrial, el colegio San Alfonso de Ligorio, la escuela de especialidades Homero Manzi, la escuela Sagrada Familia. En educación primaria, el centro experimental Florentino Ameghino, la escuela Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, Julio Argentino Roca, Regimiento de Infantería 1 "Patricios",  8 de julio, Rompehielos Almirante Irizar, Luisa de Romero.
En educación terciaria, hay un anexo de la Universidad Nacional de Santiago del Estero y el centro de formación docente continua Monseñor Jorge Gottau y varias escuelas de especialidades técnicas. También funcionan  numerosos jardines de infantes repartidos por la ciudad.
Añatuya también es sede de un obispado, Adolfo Armando Uriona es su actual titular.
Añatuya contaba con 20.261 habitantes en el 2001, lo que representa un aumento del 27,7 por ciento respecto de los 15.865 habitantes de 1991. Por su población es la quinta ciudad y cuarto aglomerado de la provincia.
Allí nació el famoso autor de tangos Homero Manzi.