Los electores de gobernador de Manuel Cáceres, lo acompañan poco después de proclamada su elección en 1920. |
La militancia, la gobernación, el conflicto con Justo
Nació en 1873 y falleció en 1935, ocupó diversos cargos partidarios en Santiago y por varios períodos fue delegado al Comité Nacional de la Unión Cívica Radical.
Dos veces fue elegido diputado al Congreso de la Nación (de 1919 a 1922 y de 1928 a 1932). Renunció a su primer mandato el 29 de abril de 1920 para asumir la gobernación de la provincia, cargo desde el cual mantuvo un serio conflicto con el ministro de Guerra, Agustín Pedro Justo.
La situación se originó debido a un episodio ocurrido la Navidad de 1922 durante la que un sobrino del gobernador Cáceres, Francisco Juárez Cáceres tuvo una discusión con un subteniente de apellido Parera que culminó con la muerte del joven militar. La oficialidad rompió relaciones con el gobierno provincial, agravadas al liberarse a Juárez Cáceres por encuadrar el caso en la legítima defensa. El ministro de Guerra envió un juez instructor militar, que rechazó el gobernador; los militares no desfilaron el 25 de Mayo, el ministro Justo pasó por La Banda sin aviso y, colmada la medida, Cáceres denunció el caso ante el presidente Marcelo Alvear. Pero el Presidente se solidarizó con su ministro de Guerra y se negó a recibir al gobernador santiagueño, quien desairado, publicó una acusatoria carta abierta que significó el fin de su relación protocolar con el gobierno nacional.
Un duro intercambio de notas entre Cáceres y Alvear no mejoró la situación del gobernador de Santiago, enredado en una maraña política unida a una descomunal deuda pública, como así a la reforma de la Constitución local, efectuada tras unos comicios a los que solamente concurrió la fracción partidaria adicta a Cáceres, quien luego vetó parcialmente su propia obra, sin tener autoridad para hacerlo.
A todo ello debe sumarse un cúmulo de otras situaciones –entre ellas la contratación de un empréstito en base a la enajenación de tierras fiscales del departamento Copo, lo que produjo la repulsa de Hipólito Yrigoyen.
En definitiva, Alvear intervino la provincia y en febrero de 1923 se hizo cargo del gobierno Rogelio Araya.
El gobernador Cáceres intentó, sin medios y en un ambiente políticamente complicado, solucionar algunos de los viejos problemas estructurales de la provincia, para lo cual contó, en un primer momento con la colaboración de figuras relevantes e inteligentes del radicalismo local, como el futuro gobernador Santiago Maradona, que fue su Ministro de Hacienda y Obras Públicas y Manuel Ruiz, en la cartera de Gobierno. Ruiz renunció en 1922 al ser electo diputado nacional. A su vez Maradona dimitió el 1 de setiembre de 1923, por serias diferencias políticas con Cáceres, ya que le decía textualmente que “es de notoriedad pública que S.E. ha cambiado de orientaciones políticas y que está incurriendo en procedimientos extraños al credo democrático del partido que lo llevó al gobierno, por cuyos motivos y en el deseo de restituirme a la acción cívica, presento mi renuncia indeclinable.”
En ese instante quedó formalmente dividido el radicalismo de Santiago, avizorando, tal vez con trazos gruesos, lo que sería la cercana secesión antipersonalista.
De un lado quedó el gobernador, a quien se le atribuían rasgos autoritarios, crudamente personalistas, y del otro el ingeniero Maradona, Ramón Gómez, Víctor Alcorta, Leonardo Espeche, el presbítero Prudencio Areal y otros dirigentes.
Luis Alén Lascano señala sobre Cáceres que “superados los enconos momentáneos debió reconocerse en su persona un defensor de la autonomía provincial, temple innato de luchador y una anticipada visión del peligro militarista encarnado en la nefasta actividad del ministro general Agustín Justo, a quien impidió intervenir en causas de jurisdicción ordinaria provincial, basado en el interés gremial de proteger a sus subordinados militares.”
Cáceres continuó su militancia. Se incorporó a la fracción antipersonalista de la muy complicada vida radical santiagueña, plagada en mayor medida que otros distritos de variadas fracciones y múltiples disidencias.
Su segundo mandato como diputado nacional fue interrumpido por la implantación de la dictadura de Uriburu.
Al producirse la quiebra de las instituciones 1930, se apartó del “antipersonalismo” y se sumó decididamente a la reorganización partidaria que, inspirada por Hipólito Yrigoyen, encabezó Marcelo de Alvear. Nuevamente fue delegado al Comité Nacional hasta su muerte.
Cáceres fue autor de varias obras, entre ellas “La simulación de los gobiernos”, “Los veedores presidenciales”, “Política y urbanidad”.
Tomado de Diccionario radical.
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