lunes, 11 de julio de 2011

Ubicación de la Ciudad del Barco en su tercer asentamiento


El hogar escuela
Raúl Lima

Dónde se instaló Núñez de Prado

Sabemos que Juan Núñez de Prado llamó “Barco” a la ciudad que fundó el 29 de junio de 1550 (cerca de la actual Monteros y donde después se fundarían Cañete y San Miguel de Tucumán en su primer asentamiento), en homenaje al Licenciado Pedro de La Gasca, quien era oriundo de la ciudad de Barco de Ávila, en España. Trasladada la ciudad a los valles calchaquíes en 1551, en este segundo asentamiento, ya la llama “Ciudad del Barco en el Nuevo Maestrazgo de Santiago”, nombre con el que pasa a su tercer asentamiento, en 1552, a orillas del río del Estero (actual Dulce).
Para determinar su ubicación, nada mejor que escuchar a los vecinos de la época en sus Probanzas de Méritos. Gracias a la titánica tarea de Roberto Leviller, nos llegan, desde el fondo de la historia de nuestra ciudad, las voces de sus  antiguos vecinos, algunos de los cuales acompañaron a Diego de Rojas en la Gran Entrada, y otros a Juan Núñez de Prado y su ciudad itinerante. Antes de escuchar sus voces, tengamos en cuenta que nos hablan ya desde la ciudad de Santiago del Estero (fundada o trasladada por Francisco de Aguirre el  25 de julio de 1553; no vamos a entrar ahora en la bizantina y estéril polémica). Y que nos hablan desde esta ciudad de Santiago del Estero que estaba ubicada un poco hacia el sudeste del emplazamiento actual, luego de lo cual hubo un paulatino reasentamiento por las crecidas del río (sobre todo después de la gran inundación de  febrero de 1628), hasta ocupar el lugar actual en el último tercio del siglo XVII -si queremos fijar un hito en dicho lapso, podemos tomar el de 1677, año de la colocación de la piedra fundamental del cuarto edificio de la Catedral (hoy Basílica menor), frente a la actual plaza Libertad, en el mismo lugar que hoy ocupa el quinto y actual edificio-.

Escuchemos esas voces.
Dicen, al referirse a la ubicación del Barco III:
1) FRANCISCO CARVAJAL (1584, en la Información de Servicios de Hernán Mejía Mirabal): Prado instaló la ciudad “en este río, donde dicen el Pueblo Viejo, que es el día de hoy chacra de esta ciudad, que es esta misma ciudad que aquí esta poblada”.
2) En 1585, el Cabildo de Sgo. del Estero, por medio de su Procurador, hizo levantar una importante Información de sus servicios. Habla:
a) SÁNCHEZ GARZÓN. “Declara haber conocido a Núñez de Prado…que primeramente fundó y pobló esta ciudad un poco más debajo de donde al presente esta,  llamándola la Ciudad del Barco; de donde la mudó el dicho gobernador Francisco de Aguirre donde al presente está”.
b) ÁLVAREZ. “…cerca de donde ahora está”.
c) JIMÉNEZ. “…donde al presente está”.
d) SANTOS BLAZQUEZ. “…Media legua, poco más o menos, del sitio donde al presente está”.
e) MIGUEL de ARDILES. Se refiere al “asiento viejo, que está cerca de esta ciudad como a dos o tres tiros de arcabuz…”
f) BLAS de ROSALES (Alcalde). “…estando poblada la dicha ciudad un cuarto de legua, poco más o menos, más abajo donde al presente está”.
Dice Fray Eudoxio de Jesús Palacio, en su obra “A las orillas del Río Dulce”, después de recoger estos testimonios: “Todos los testigos presenciales del hecho están de acuerdo, como si  todos hablaran por una sola boca, en que el tal lugar (Barco III) quedaba sobre la margen derecha del río Dulce o del Estero (es decir, en esta misma margen), aguas abajo, hacia el sur, y tan cercano que su perímetro estaba entonces destinado para quintas o chacras de la misma ciudad”. Y destaca: el hecho de que el sitio del “Pueblo Viejo” sirviera para siembras o sementeras, indica que no había sido tapado por las aguas del río.
El mismo Palacio se ocupa de averiguar, en tres institutos del Ejército argentino, a cuanto equivalía  un tiro de arcabuz del siglo XVI: a una distancia entre 400 a 500 metros. Con lo que, calculándolo a 463 metros, Palacio logra que coincida, exactamente, con la distancia de un cuarto de legua de la llamada “de veinte al grado” (5.556 metros), o sea 1.389 metros. El “Pueblo Viejo”, pues, estaba a unos 1.400 metros del Santiago del Estero de Aguirre, desde donde nos acaban de hablar sus antiguos vecinos.
Sólo queda por determinar, entonces, donde estaba la ciudad de Aguirre en esa época,  para establecer la ubicación del Barco de Prado.
Luis Alén Lascano, en su tan valiosa y completa “Historia de Santiago del Estero” publicada en 1991 (en la cual llega hasta a dar como primicia los entonces recientes descubrimientos de Gastón Doucet en Sucre y que éste le enviara a tal efecto), nos recuerda la opinión de Alfredo Gargaro, con la que están contestes los historiadores: la ciudad de Aguirre estaba a la altura de la actual avenida Alsina y en una “línea prolongada hasta llegar al centro de su cauce”.
Balcarce y 24 de setiembre.
Si a la distancia que existe del monumento a Aguirre (altura de la Plaza Libertad) hasta la avenida Alsina, le sumamos los tres tiros de arcabuz de Ardiles, estamos (lo hemos comprobado personalmente) a la altura de la calle Balcarce. Y, justamente, Palacio había estimado la ubicación del Barco III a la altura del Hogar Escuela, cuya entrada está sobre calle Balcarce; lo que confirma nuestras mediciones y nos enseña que el estudioso mercedario no había calculado “a ojo de buen cubero”, sino que, con anterioridad, había realizado mediciones similares a las nuestras. Esto, en cuanto a la orientación Norte-Sur.  
 En lo que hace a la orientación Este-Oeste, la postura hasta ahora aceptada es: la vieja ciudad del Barco de Prado, y la Santiago del Estero de Aguirre,  yacen bajo las aguas del río. Ya hemos oído la autorizada palabra de Alfredo Gargaro, refiriéndose a la Santiago del Estero de Aguirre: “…hasta llegar al centro de su cauce”. Con poético lenguaje, dice Orestes Di Lullo, también refiriéndose a la Santiago del Estero de Aguirre: “La vieja ciudad de los conquistadores, la del siglo XVI y principios del XVII, la que vio tantas hazañas, la que vivió tantas angustias, esa ciudad yace sepultada bajo las arenas del río, inmenso sudario blanco bajo el que duerme del peso de sus glorias y de sus culpas”. Y no estaban equivocados estos eminentes historiadores. Para el momento en que ellos lo afirmaron, era así. Y si era así para la ciudad de Aguirre, también lo era para la ciudad del Barco de Prado, puesto que ésta estaba al sur de la otra, a muy escasa distancia, según lo hemos visto (prácticamente “espalda contra espalda”, al punto de que Palacio dice que sus ejidos se “tocarían” y hasta “se superpondrían en parte”).
Ahora bien, la pregunta es: ¿Esto sigue siendo así?  
Mi respuesta es: no.
Debemos tener el cuenta el gran espacio ganado al río desde entonces, un río antes bravío (que en una creciente llegó a llevarse un tramo de puente), un río que llegaba prácticamente a la Iglesia de San Francisco (recordemos el desgraciado episodio que protagonizó el joven Gorostiza, ahogado junto a la joven que intentaba salvar, casi frente a la actual “Casa del folclorista”). Un río debido a cuyas crecidas las casas que se edificaban entre la calle Olaechea y avenida Roca (Sur) hasta no hace muchos años tenían escalones para su acceso. Un río, en fin, hoy “domesticado” por la creación de los diques de Los Quiroga y Río Hondo. Un río cuyo borde oeste hoy dista, del actual centro de la ciudad, la distancia que todos conocemos. 
Atento a esa razón y considerando que la Santiago del Estero de Aguirre se desplazó unas seis cuadras hacia el norte y unas diez hacia el oeste desde su emplazamiento primigenio (que tiene que haber estado en el extremo nordeste del Campus de la Universidad Católica), y teniendo en cuenta la distancia y dirección en que la ciudad del Barco de Núñez de Prado se encontraba respecto de aquella, esamos en condiciones de afirmar que la ciudad del Barco en su tercer asentamiento, estuvo en el actual Barrio “La Católica” de esta ciudad, a la altura de la calle Balcarce ya mencionada. Y su incipiente plaza debe haber estado, a la altura de esa calle y en ese barrio, unos cien metros antes de llegar a la orilla  del río.
Cabe exhortar a las autoridades municipales, para que, en cumplimiento del artículo 26 de la Carta Orgánica Municipal, denominen a las calles y pasajes del Barrio La Católica con los nombres de los esforzados miembros del primer Cabildo de la ciudad del Barco, a quienes Fray Palacio dedica su libro “A las orillas del río Dulce”. Estos son sus nombres:
Alcaldes ordinarios, Don MARTIN de RENTERÍA y Don FRANCISCO DE BALDENEBRO.
Procurador de la ciudad, Don RODRIGO FERNÁNDEZ.
Alguaciles, Don JUAN GUTIÉRREZ y Don RODRIGO PALOS.
Regidores: Don LORENZO MALDONADO, Don ALONSO DEL ARCO, Don ALONSO DÍAZ CABALLERO y Don JUAN NÚÑEZ de GUEVARA.
Escribano de Cabildo, Don JUAN GUTIÉRREZ.
Sea ésta mi modesta contribución a un aniversario tan caro a los santiagueños. 

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