viernes, 22 de junio de 2018

Mariela Edith Lizondo

Con su hijo, Carlos Iván

El periodismo, La Banda, la familia

Mariela Edith Lizondo nació en La Banda, el 12 de junio de 1976. Sus padres son Raúl Alberto Lizondo y Ana María Taboada, ambos trabajadores independientes.
Junto a su hermana Adriana, inició sus estudios primarios en la escuela Manuel Belgrano de Tierra del Fuego, provincia a la que se mudó con su familia por razones laborales.
Ya de regreso a La Banda estudió en la escuela General José de San Martín, en la que concluyó sus estudios primarios. El secundario lo cursó en la escuela normal José Benjamín Gorostiaga. En 1993 obtuvo el título de bachiller con orientación en empresas autogestionarias.
Posteriormente inició estudios terciarios en el instituto San Martin Higher School.
Del 2000 al 2003, estuvo a cargo de la cátedra de periodismo en el colegio Mater Dei.
En el 2005 comenzó a trabajar en el Nuevo Diario, en el que ocupó el cargo de corresponsal de La Banda.,
En el 2007 pasó al diario El Liberal, periódico en el que realizó la cobertura de todo el acontecer de la ciudad que la viera nacer. Tiempo después asumió la responsabilidad del suplemento Eva.
En el 2009 se casó con Carlos Toledo, también periodista. Fruto de esa unión nacieron sus hijos Carlos Iván y Tania Elizabeth.
En el2009 asumió como responsable del departamento de Prensa del Centro de Comercio e Industria de La Banda, cargo en el que continúa.
Uno de los proyectos en común con su esposo, fue dar forma a un nuevo medio de comunicación para La Banda. Es así que el 12 de enero del 2009 nació el primer diario digital de la Cuna de Poetas y Cantores, “LaBanda diario”, con el objetivo de informar sobre el acontecer de la ciudad y ser un sitio de consulta en torno a la cultura y la historia de la ciudad.
Actualmente amplió su labor periodística con la edición del Bandeño, junto a su esposo y a Mauricio Ledesma.
De "La Banda y su gente", de Lidia Grana de Manfredi.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Un luthier santiagueño suelto en Alemania

Leo Lospennato

Alemania, las guitarras, el salchichón primavera

Para ser santiagueño, Leo Lospennato lleva una vida movediza. Se recibió de ingeniero, pero fabrica guitarras. Lo identifican como luthier, pero mientras tanto él escribe libros. En cuanto lo reconocen como escritor técnico, ahí nomás se pone a escribir una novela. Ahora vive y trabaja en Berlín, un lugar lejos del pago, pero al que también llama su hogar. Aqui cuenta su experiencia, su mirada sobre lo que encontró y lo que dejó atrás.
-¿Qué es lo que más se extraña de Santiago?
-La gente, por supuesto. Mi padre y mis amigos. Al resto de mi familia también, que andan desperdigados por el mundo. Parece que somos inquietos ya por tradición familiar.
-¿Y después?
-La comida. Los lomitos, el locro, y el aquél legendario cuádruple de Sossego’s que venía hasta con palmitos y salsa golf. Pero me parece que en ese caso estoy extrañando otro tiempo, no otro lugar.
-¿También se extraña el incomparable azul del cielo, el chipaco y el moroncito?
-Obviamente. Lo único que me alegro haber dejado atrás es el calor, a pesar de que el invierno allá dura cinco meses.
-¿Cuál era su actividad en Santiago?
-Mi primer trabajo fue en el Nuevo Diario, mientras estudiaba. Es una época de la que tengo hermosos recuerdos, en particular el “Santiagueñazo” de diciembre de 1993. Vivirlo desde adentro de un diario fue una experiencia inolvidable. Luego me recibí y allí empezó la búsqueda de nuevos horizontes: me fui a trabajar en la IBM. La lutería profesional estaba lejos; en aquellos tiempos todavía me ocupaba de las computadoras.
-¿Por qué se radicó en Alemania?
-La crisis del 2001 fue el catalizador. Durante los disturbios y saqueos de aquellos días me bajaron del auto con una pistola en la cabeza para robarme todo. En ese momento decidí que no quería vivir más en esa “Ciudad de la Furia” que es Buenos Aires. Así que me fui a la tierra de mis ancestros: a Italia por un año, y luego a Berlín, por razones profesionales.
-¿Cuándo se le dio por las guitarras eléctricas?
-Empezó como un pasatiempo, cuando era chico. En las guitarras encontré la unión de varias cosas que me apasionan: el arte, el di-seño, y la tecnología. Dicen por ahí, que el mejor trabajo que existe es lograr que te paguen para hacer tu hobby. Y curiosamente, también encontré el hobby dentro del hobby: escribí dos libros que se volvieron seminales en la materia, así que ahora además de lutier también trabajo como escritor. Lo que más me gusta, en realidad, es trabajar independientemente, cometiendo mis propios errores y aciertos, libre de jefes y de subordinados. Claro que eso me obliga a ser un hombre orquesta: soy ordenanza, diseñador, gerente, cocinero, jefe de redacción y cadete. Todo junto.
-¿Sabe y puede fabricar guitarras españolas?
-Algún día me daré el gusto de hacerme una para mí. Pero la construcción de guitarras clásicas sigue reglas muy precisas, porque está muy ligada a cuestiones acústicas y a una larga tradición. Las guitarras eléctricas, en cambio, suenan por acción de un micrófono, lo que me da libertad para crear formas originales y usar materiales innovadores.
-¿Sabía que en Tucumán existe una escuela de luthería desde hace muchísimos años? ¿Habría estudiado ahí en vez de estudiar ingeniería en computación?
-Sí, claro, tuve la ocasión de visitar esa escuela hace ya casi 30 años, durante mi primer año de universidad. Ni se me cruzó por la cabeza cambiarme de carrera, no sé por qué. Igual, no me arrepiento de lo que hice; me arrepiento de las macanas que me mandé en la vida por inacción, más que nada.
-¿Cuál es el grupo o el guitarrista más famoso que haya adquirido uno de sus instrumentos?
-Sin dudas la banda “Kontrust”, una de las más reconocidas de Europa en este momento. Hay varios videos en YouTube; tocan vestidos con trajes tradicionales austríacos pero la música es muy rockera, lo que causa un efecto muy original. Para ellos hice un bajo y una guitarra.
-En cuanto a precios, ¿en qué rango están sus guitarras? ¿Baratas, caras, inaccesibles?
-Hay dos formas de encarar un negocio: ofrecer la mejor calidad, u ofrecer el mejor precio. Y el mejor precio en este negocio lo tienen las fábricas en China, Indonesia, y otros países del lejano oriente que producen guitarras de a millones, pero con una calidad apenas acorde con ese precio bajo. Pero este lutier solitario, crecido en el barrio Autonomía y recibido en la Escuela Industrial, ¿qué puede hacer para competir? Yo no tengo fábricas, ni empleados, ni un departamento de marketing. Entonces mi única opción es apuntar a fabricar las mejores guitarras del mundo, pero pocas y caras. Ojo, la calidad no es solamente una cuestión de talento: es, antes que nada, una decisión de negocios. Es un mercado difícil, porque tengo muchos colegas que hacen cosas maravillosas, en muchas partes del mundo. Pero de última prefiero competir contra ellos y no contra una mega-empresa que destruye los bosques con la tala y contamina los ríos con desechos.
-¿Y cómo se asegura de que sus guitarras no hagan precisamente eso?
-Trabajo con maderas certificadas, sin riesgo de extinción, provenientes de bosques renovables. Todo lo hago minimizando descartes y reciclando de acuerdo a las leyes ecológicas locales. Hasta el servidor que hospeda mi sitio web funciona con energías renovables.
-¿Construye a pedido o primero fabrica un instrumento y luego lo pone a la venta?
-No me gusta vender, por eso trato de hacer instrumentos que se vendan solos. Lo primero es diseñar algo totalmente único, inhallable en cualquier otro lado. Luego lo construyo, y se lo mando a mi distribuidor en Estados Unidos para que se ocupe de venderla, así puedo seguir con lo mío: hacer más guitarras y escribir más libros.
-Dígame por qué tengo que comprar una tuya y no de otro lutier cualquiera.
-Tenés que comprar una guitarra mía porque te enamoraste de ella. Si te enamoraste de la guitarra de otro lutier, comprate ésa otra. Una guitarra es algo que se lleva puesto, casi. A diferencia de otros objetos de la vida diaria, un instrumento musical está en contacto con tu cuerpo, y vibra con él. Además, para el músico profesional la cuestión es otra: ¿Por qué comprar una Gibson o una Fender igualita a la que tienen todos, igualita a todas las copias truchas que vienen de China, si por casi la misma plata te puedes comprar un instrumento hecho por un lutier, en colaboración con vos, a medida para vos? Un instrumento original es muy valioso para un músico, porque lo ayuda a diferenciarse del resto, a forta-lecer su identidad tonal, visual, y artística.
-Bueno, ya que es también escritor, deme sus mejores consejos para escribir bien.
-¿Consejos?
-Sí.
-No tengo. Bukowski sí tiene. Él dice que no hay que escribir; que a menos que las palabras te salgan del alma como un cohete, no hay que escribir nada, que todo se escribirá por sí mismo cuando llegue el momento. Dolina dice lo opuesto: hay que empezar como sea, incluso con una mala idea; si no, las buenas ideas no llegan nunca. No sé cuál de los dos tiene razón.
-¿Facebook fue un adelanto en su comunicación con Santiago o una pérdida de tiempo?
-Metáfora extraña: al Facebook yo lo comparo con un cuchillo de cocina. Con un cuchillo vos puedes cometer un crimen o puedes preparar un locro de antología: todo depende de cómo lo uses. La web me permite estar en contacto con mi familia y mis amigos, lo que de otra manera sería imposible. Es más: la web se ha vuelto un recurso central en mi negocio. Pero creo que la clave está en usarla como facilitadora del contacto humano, y no como sustituto del mismo. En la web no puedes compartir un café con un amigo, no puedes hacer el amor, no puedes darle un abrazo a un ser querido. Es una herramienta nomás, no es la vida misma.
-¿Conoce a muchos santiagueños que vivan en Alemania?
-Aquí tengo tres o cuatro amigos argentinos. Santiagueños en Berlín todavía no he encontrado. Pero, aunque no sean santiagueños igual saben hacer ricos asados, con carne argentina y todo. Y en mi casa se hacen las mejores empanadas que se consiguen desde Islandia hasta el Mar Mediterráneo. Pero de vez en cuando nomás, porque es mucho trabajo.
 -¿Está casado con una argentina o con una alemana?
-Estoy casado con una argentina, con una italiana, y con una (próximamente) alemana. No es poligamia: al igual que yo, mi esposa tiene varias ciudadanías. Andrea es politóloga, y dirige una organización que capacita activistas por los derechos humanos en el uso de tecnología para contrarrestar la persecución del Estado en países con gobiernos totalitarios.
-¿Es difícil adaptarse a Alemania, o después de aprender el idioma todo es más fácil?
-El idioma es la principal barrera. En Italia, luego de un año ya me preguntaban: “¿Y vos, de qué parte de Italia sos?” Había algo raro en mi acento, pero no me identificaban como extranjero. Claro, el italiano es un idioma hermoso, y relativamente fácil de aprender. El alemán es otra cosa. Alguien decía que el alemán no es un lenguaje, sino una conspiración contra la humanidad. Hace ya 13 años que vivo acá, y todavía estoy aprendiendo este idioma maldito. Lo más gracioso es que con mi médico, con mi abogado, y con mi asesor de impuestos hablo sin problemas; el problema lo tengo en la panadería y con el portero de casa, porque me hablan en dialecto berlinés y se me escapa la mitad de lo que dicen.
-¿Los alemanes son tan fríos y distantes como dicen?
-Los alemanes no son fríos, pero son protocolares. Tienen una fuerte tendencia a hacer lo correcto, a seguir las reglas. Por eso la “gauchada” es una cosa relativamente rara. Uno llega corriendo a la parada del tranvía, y el chofer te ve venir por el espejo retrovisor, pero igual arranca y se va. No lo hace de maldito: lo hace porque allá todo sigue un procedimiento, y el tipo no puede retrasar a todo el pasaje demorándose un minuto de más para esperarte. Si llegaste tarde a la parada, es un problema tuyo. El lado positivo es que, como todo funciona ordenadamente, sabes que en cuatro minutos llega puntualmente el próximo tranvía, porque el chofer de este nuevo tranvía tampoco se demoró esperando a nadie. Distinto es con alguien en silla de ruedas, por ejemplo: ahí el chofer se baja, extiende la rampa, lo ayuda a subir, etcétera. Pero estoy seguro de que esas demoras ya las tienen calculadas en el esquema de recorridos, y el gesto no es visto como solidaridad, sino como lo que corresponde hacer. En Alemania se deja poco librado a la improvisación: todo se planea y se ejecuta lo mejor posible.
-¿Qué diría si oye que alguien dice “¡Tanto tiempo, chincanqui!” y resulta no era para usted el saludo?
-No podría decir nada, por la sorpresa. Si llega a pasar, ojalá que alguien me saque una foto justo en ese momento. Te juro que la pongo como foto de perfil en mi Facebook.
-¿Qué sabemos los santiagueños de los alemanes y en qué estamos equivocados cuando pensamos en ellos?
Un amigo porteño me preguntó una vez qué hacía yo en Alemania, un lugar que él creía lleno de nazis, perros ovejeros y policías grandotes. Imagen errónea, por supuesto. Es cierto que todavía quedan algunos nostálgicos de los peores tiempos, pero es una actitud que la sociedad no tolera más: aquí cualquier apología fascista o nazi te puede valer hasta cinco años de cárcel. Vos sabes que mi hermano vive en Colombia. Una vez me dijo: “Bogotá es una ciudad muy segura: puedes andar tranquilo por la calle porque hay policías con ametralladoras por todos lados”. Y yo pensé que no, que en realidad estar seguro es andar tranquilo por la calle sin necesidad de que haya ningún policía armado en cada esquina. Eso sí, si llamas a la policía, aparecen en tres minutos. Otro ejemplo: una vez en la calle sentí un dolor repentino en el pecho; llamé a la ambulancia y me quedé esperando sentadito en la vereda. Resultó que no era nada serio, pero ocho minutos después del llamado ya me estaban haciendo entrar en la sala de emergencias del hospital más cercano, acostado en una camilla. Como te decía antes, la clave de Alemania es que todo, todo funciona.
-¿Qué ha aprendido de los alemanes, algo que usa en su vida diaria?
-Esa preocupación por hacer las cosas bien, sea lo que sea que hagas. No importa si sos barrendero o neurocirujano: vos tienes que hacer bien tu trabajo, y basta. A veces son un poco irritantes con esa obsesión, pero creo que a la larga es positivo. Y otra cosa interesante: la política no está presente en la vida diaria, como pasa en Argentina. Nadie me habla de política, nunca, para nada. Me hablan de otras cosas. Me hablan de cine, de arte, de deportes, del clima. A veces salen en la charla los grandes temas nacionales, como los refugiados de Siria o el terrorismo internacional. Pero no se arma polémica. Nadie se mete en tu vida privada, tampoco; a nadie le importa qué auto tienes, si sos gay o no, o de qué marca es tu reloj. Se respeta mucho al otro. Piropear, insultar, hablar fuerte por el celular en público... son todas cosas vistas como fuera de lugar. Y tampoco existe el chismerío, tal vez como consecuencia de haber sufrido los ciudadanos en carne propia el espionaje del Estado, tanto durante el fascismo como en los tiempos de la Guerra Fría.
-¿Piensa volver y radicarse en la Argentina o en algún lugar de América?
-En 1930 mi abuelo dejó Europa para irse a Buenos Aires; en 1970 mi padre dejó Buenos Aires para irse a Santiago; en el 2000 yo dejé todo eso y terminé en Europa, cerrando un círculo que me llevó a encontrar mi lugar en el mundo. Siempre voy a llevar a Santiago y a la Argentina en el corazón, siempre serán mi pago querido, pero lo que yo llamo “mi hogar” está del otro lado del océano, en Berlín.
-Entonces, sin vueltas: ¿Qué es al final?, ¿santiagueño o alemán?
-¿Soy santiagueño? Por supuesto. Pero eso no es lo único que soy. Ser argentino, ser varón, ser bautizado católico... esas son todas cosas que me tocaron ser. Pero ser lutier, ser viajero, escritor, ser esposo... esas son las cosas que yo hice de mí mismo, y por lo tanto son las cosas que realmente me definen.
-¿Qué es lo primero que hará si vuelve a Santiago alguna vez?
-Ir a la despensa de mi padre sobre avenida Alsina, entrar con cara seria, y pedir cien gramos de salchichón primavera y una bilz Secco. Para ver la cara que pone, nomás.
-Última: ¿Cómo se dice “Santiago del Estero” en alemán?
-Se dice “Sankt Jakob an der Flussmundung”. Ahora, cómo se dice “cien gramos de salchichón primavera y una Bils Secco”, eso sí que no sé.

Brevísimo manual del santiagueño trotamundos
-¿Qué es lo primero que le recomendaría que haga a un santiagueño que va a Alemania a quedarse?
1) Irse bien. Si es posible, arreglar un retiro voluntario en el trabajo actual, de modo de crear una reserva de dinero. En cualquier caso, hay que irse expresando tu gratitud por la oportunidad que te dieron. Uno nunca sabe cuándo puede desandar camino.
2) Llegar bien. Asegurarse de tener los papeles en orden para quedarse a donde sea que llegues: tener ciudadanía o permiso de estadía, y luego obtener la residencia. Son trámites complejos, que demoran mucho, pero sin eso no tienes chances de quedarte. Cuidado con los “gestores” que prometen resultados y después desaparecen con la plata.
3) Aguantar bien. Llevar una reserva de dinero para mantenerse por al menos 6 meses sin trabajar.
4) Aprender el idioma antes de irse. O irse a un país hispanoparlante.
4) Tener un plan de contingencia. Contactar a alguna comunidad allá que ayude a los inmigrantes. No cualquier conocido o comprovinciano, sino gente especializada en el tema. Y de última, comprar un pasaje con el regreso abierto, o mantener siempre una reserva extra de dinero para comprar un pasaje de vuelta. En el peor caso, si las cosas no van como uno esperaba, se puede volver y tal vez intentarlo de nuevo más adelante.
©El punto y la coma.

martes, 2 de febrero de 2016

Andrés Chazarreta y Walt Disney

En el hotel Alvear de Buenos Aires
La fotografía, el documental, la crítica

Fotografía tomada en 1941 en la terraza del hotel Alvear Palace, cuando Disney y su grupo recorrieron nuestro país durante el rodaje de un documental, los amplificó y desde allí eligió los puntos de referencia para ir reconstruyendo cada detalle de la travesía en un documental muy bien recibido por la crítica, cuyo estreno en la Argentina es una incógnita.

Del contacto con figuras del espectáculo como el Profesor Chazarreta y su compañía de músicos y bailarines, nacieron poco después dos exitosos largometrajes: Saludos amigos , de 1942, y Los tres caballeros, de 1945. En la fotografía puede apreciarse a Walt Disney bailando una zamba junto a Anita Chazarreta (h) y de fondo la orquesta dirigida por Chazarreta.
(Toma aportada por Adriana Lizondo),

martes, 1 de diciembre de 2015

Germán Rafael: un boxeador que promete

Germán Rafael
El boxeo, Méjico, la familia

Juan Manuel Aragón
Es santiagueño, se llama Elio Germán Rafael, tiene 31 años, vive en Méjico y es muy posible que el año que viene sea protagonista de alguna pelea importante por el título mundial de su categoría, los semipesados. Para conocer su historia, El punto y la coma lo entrevis-tó en Méjico, donde vive actualmente, a fin de conocer un poco más de cerca las circunstancias de que lo llevaron a estar en ese lugar expectante del boxeo mundial.
Cuenta que estudió hasta tercer año de la secundaria, en el colegio Santiago Apóstol, de La Banda y luego comenzó a trabajar. Su padre es Miguel Rafael, del Zanjón, departamento Capital y su madre es Yolanda Mussi, de La Banda. “Cuando yo nací se fueron a vivir a La Banda, a la Urquiza y Sáenz Peña, donde aún siguen viviendo”, recuer-da. Es el número 7 de 8 hermanos, de los cuales dos han fallecido. Vive con su mujer, Natalia Vásquez, desde los 15 años, con la cual tiene cuatro hijos, Amira de 13, Nahir, de 10, León de 7 años y Shams, de 3 meses, que nació en Méjico, dos mujeres y dos varones. Sus hijos y su señora viven con él en el país azteca desde hace 10 meses.
En una entrevista que dio a la revista “Primer guante”, contó que su primera pelea, en el debut, subió con la camiseta de la Argentina. “Por suerte noqueé y al final del combate la besé ante todo un estadio que me gritaba cosas. Ahora me siguen gritando, pero ya no llevo tantas cosas de la Argentina.  Igualmente, no tengo ningún problema en ponérmela ante todo el Coliseo que me esté gritando cosas”.
En ese mismo medio contó que a los 26 empezó a entrenar box, hizo taekwondo desde los 8 años. A los 28 se fue a México porque quería formar parte de uno de los mejores equipos del mundo, en realidad quería sumarse al de “Maravilla” Martínez, porque es un fanático de él. Pero “por cosas de la vida”, dijo fue a parar a Méjico. De amateur combatió en la Argentina, pero muy pocas peleas porque no le daban la licencia. Le decían que era grande de edad, nadie le prestaba atención. Entonces, llegó al país azteca y lo pusieron de profesional.
La entrevista con esta publicación.
-Desde cuándo boxeas, cuál es tu record al día de hoy. Cuál fue tu primera pelea y dónde la hiciste. Cuántas hiciste de amateur y qué record cosechaste ahí.
-Entré a un gimnasio de boxeo en mayo del 2010, fue en el Club del Maes-tro, con el profesor José Córdoba. En febrero del 2013 llegué a Méjico para comenzar mi carrera de profesional. Hoy tengo 9 peleas ganadas y voy invicto, no hice carrera como amateur. Mi primera pelea fue en mayo, en Cancún (Méjico). Debuté a seis rounds y gané por nocaut en el quinto a un boxeador de diez peleas.
-Cuándo y por qué te fuiste a Méjico. Digo, por qué tan lejos, Méjico y no quedarse en Santiago o en Buenos Aires.
-Vine a Méjico porque Pablo Sarmiento, el entrenador de Maravilla Martínez no me pudo ayudar. Yo fui a su casa en Córdoba, a pedirle una oportunidad y me dijo que no me la podía dar. Además, quería irme a otro país porque en la Argentina pensaba que no hay futuro boxístico. Un amigo me contactó con gente de Méjico para que venga a entrenarme con Nacho Berinstain
-¿Hay una manera de pelear, digamos “a la argentina” y otra forma “a la mejicana” o en todas partes es igual?
-La diferencia que yo veo es que en la Argentina abrazan mucho y falta corregir la técnica. En Méjico nadie abraza y la técnica es casi perfecta. Mi entrenador dice que los argentinos son más fuertes que los mejicanos y muy ineligentes, pero carecen de técnica.
-¿Cuánto te falta para que pelees por el título mundial de tu categoría?, ¿es cierto que estás “ahí” de que te den una oportunidad para pelear con el número uno?
-La verdad es que no sé cuánto faltará y ojalá sí pueda pelear por el título. Nos ofrecieron peleas importantes, pero mi entrenador me dijo que todavía no estoy listo para esas peleas. Nuestra idea es ir combatiendo con los mejores el año que viene. Siempre con cautela, obvio.
-Aquí los muchachos dicen que sos alguien famoso, que hasta firmas autógrafos cuando vas por la calle, ¿es cierto?
-Tuve la suerte de ser reconocido en la calle o en algunos actos y la gente me pide fotos o autógrafos. Los niños me imitan, aúllan como Lobo.
-Dime, ¿el boxeo en Méjico es un deporte marginal como en la Argentina o le dan mucha más importancia que en la Argentina?
-El boxeo es como el fútbol en la Argentina. Aquí la gente quiere y respeta a los boxeadores.
-Cuánto hay de talento y cuánto hay de entrenamiento en un buen campeón del mundo? Un 5 por ciento de habilidad y un 95 de sudor, o es otra la proporción?
-En un campeón del mundo aún no lo sé. Pero en un buen boxeador yo diría que es mitad y mitad, una cosa sin la otra no es nada.
-Algunos ven los canales que pasan boxeo internacional los sábados a la noche y, al menos los dos programas más famosos son mejicanos. ¿La intensidad que se vive en Méjico con respecto a este deporte es mucho más profunda que aquí o es solo una casualidad, porque están al lado de los Estados Unidos, donde sí hay mucho boxeo?
-En Méjico hay mucho box, muchos campeonatos de box y muchísimos boxeadores. Todas las semanas se llenan varios estadios con funciones de boxeo. Y los sábados hay cuatro canales de televisión que transmiten las peleas de Méjico.
-¿Piensas en Santiago, en u mujer, tus hijos, tus padres, tu gente cuando estás peleando o solamente en ganarle al otro?
-Cuando peleo entro en otra dimensión y sólo pienso en dormir a la persona que me quiere hacer daño. En mi mujer y mis hijos pienso cada día de entrenamiento. Y en Santiago y La Banda pienso cuando me voy a tomar fotos para el Face (risas).
-¿Has pulido tu estilo desde que has salido de Santiago, peles igual, peleas distinto?
-El estilo es el mismo porque lo llevo dentro de mí. Pero mi técnica cambió totalmente, cada día voy progresando técnicamente
-¿En qué te ha cambiado la vida Méjico?, y no hablo solamente de lo deportivo, sino de todo el resto de tu vida también.
-Méjico no me cambió la vida, yo siempre me imaginé esta vida, incluso antes de ser boxeador y hoy la estoy viviendo. Venir a vivir a Méjico me hizo dar cuenta de la mujer que tengo y de que con mis cuatro hijos formamos un equipo.
-Qué es lo que más te llamó la atención del entrenamiento de los mejicanos. En qué son distintos de los santiagueños y en qué son parecidos, siempre hablando de boxeo, claro.
-Los mejicanos son muy bromistas y muy buenas personas. Lo parecido es que son muy fajadores y muy vagos para entrenar. Pero también son unos guerreros, igual que los argentinos.
-Qué te causó curiosidad de los mejicanos en general, de los de la calle.
-En realidad más que curiosidad me causa admiración ver cómo se conserva la raza de los mayas y los aztecas en los mejicanos y cómo defienden su cultura.
-Cuando los de otras provincias nos imitan, muchas veces les sale como mejicanos. ¿Somos parecidos a ellos o son muy distintos de nosotros?
-Siempre digo que los mejicanos son santiagueños en una ciudad grande. Somos muy parecidos en la forma de ser.
-Aquí las comidas más comunes son el guiso, la milanesa, el kipi, el asado. ¿Cuáles son las comidas más comunes de allá? ¿Es cierto que a todo le ponen ají?
-Aquí comen tacos, tamales y posole que es algo como el locro nuestro. Y le ponen ají picante hasta a las frutas y las cervezas. Hombres, mujeres y niños comen con ají muy picante. Hay caramelos, chicles y paletas, todas picantes.
-¿Qué es lo que más se extraña, aparte de la familia y los amigos, por supuesto?
-La comida no la extraño porque mi mujer nos cocina lo mismo que comíamos en la Argentina y nos hace mucha comida árabe. Extrañamos a los hermanos y sobrinos. Pero más que todo, el olor que se siente cuando vas llegando a Santiago. El aire tiene un olorcito único y especial.
-¿Te irías a vivir a Méjico si luego de tu carrera te ofrecen un buen trabajo o no dejarías Santiago, La Banda, por nada del mundo?
-Dejaría Santiago, La Banda, Méjico y hasta mis bienes materiales como ya lo hicimos, pero no dejaría a mi familia por más de dos días. Cuando consiga mi objetivo, si Dios quiere, veremos el futuro de mis hijos y nos iremos como equipo, adonde a ellos les convenga
-En la Argentina te decían “Bestia”, ¿en Méjico te han puesto otro apodo o sos Germán Rafael nomás?
-Cuando llegué a Méjico, don Nacho me vio sin remera y a ver todos los pelos en mi cuerpo me dijo “tú eres un hombre lobo, pero te voy a poner Lobo”.

©El punto y la coma.

Quién es Ignacio Beristáin
Ignacio Beristáin, “Nacho” (nacido en Actopan, Veracruz, el 31 de julio de 1939) es entrenador mexicano, miembro del Salón de la Fama del Boxeo y considerado uno de los más grandes entrenadores de la historia del boxeo.
Desde joven estuvo en este deporte como aficionado en la división de peso mosca. Más tarde se convirtió en profesional, pero se retiró prematuramente en 1959 debido a una lesión en el ojo.
Después del retiro, fue mánager adjunto de Vicente Saldívar. Como entrenador en las filas de aficionados, lideró equipos de boxeo de México por la medalla en múltiples victorias en los Juegos Olímpicos de 1968, 19767 y 1980. En 1979 perdió a su esposa y su hijo más pequeño, tiene tres hijas y un hijo y está casado.
Su primer campeón profesional fue poseedor del título en dos divisiones y Salón de la Fama Daniel Zaragoza. Ha entrenado a varios otros boxeadores notables, entre ellos los hermanos Juan Manuel y Rafael Márquez y el miembro del Salón de la Fama Ricardo López, Gilberto Román y Humberto “Chiquita” González, habiéndolos entrenado a partir de sus carreras iniciales hasta la cima del ranking libra por libra.
También tuvo un breve paso en el entrenamiento de Óscar de la Hoya cuando De La Hoya se enfrentó a Manny Pacquiao en diciembre del 2008.
El 29 de mayo de 2014 fue internado por complicaciones de salud en un hospital al sur de la Ciudad de Méjico y fue operado por habérsele diagnosticado un preinfarto después de un chequeo.

Los boxeadores que entrenó
Ricardo López, cuatro veces campeón (miembro del Salón de la fama).
Juan Manuel Márquez, cuatro veces campeón de división.
Rafael Márquez, dos veces campeón de división.
Daniel Zaragoza, cuatro veces campeón (miembro del Salón de la fama).
Humberto González, cuatro veces campeón (miembro del Salón de la fama).
Victor Rabanales, campeón de peso gallo.
Óscar de la Hoya, seis veces campeón de división.
Jorge Arce, cuatro veces campeón.
Guty Espadas, Campeón peso mosca.
Guty Espadas, Jr. Campeón peso pluma.
Alfredo Angulo, jr prospecto de peso mediano.
Enrique Sánchez, campeón peso gallo.
Gilberto Román, dos veces campeón (con 11 defensas de título)
Johnny González, dos veces campeón de división.
Melchor Cob Castro, dos veces campeón.
Rodolfo López, campeón peso pluma.
Alejandro Barrera, jr prospecto de peso mediano.
Abner Yeguas, campeón peso gallo.
Vicente Escobedo, antiguo retador del título.
Juan Carlos Salgado, dos veces campeón.
Jorge Páez, dos veces campeón.
En el 2006, Beristáin se convirtió en miembro del Salón de la Fama del Boxeo Mundial como entrenador. Después, el 7 de diciembre de 2010, fue exaltado al Salón de la Fama del Boxeo Internacional, junto con el legendario campeón mexicano Julio César Chávez, el campeón de peso pesado Mike Tyson y el actor Sylvester Stallone.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Imprentas y editoriales de Santiago del Estero


"El Guardia Nacional" de 1859 
Antonio Virgilio Castiglione

La Historia y la Literatura rinden homenaje a los historiadores y a los literatos, con toda justicia. Nosotros pensamos que también hay que recordar a aquellos que los han apoyado técnicamente con la impresión de sus obras.
En este trabajo recapitularemos las imprentas que hubo en nuestra provincia, y mencionaremos algunos trabajos editados en ellas, sea los únicos que conocemos, sean los más antiguos, o los más conocidos que hemos podido compulsar.
La historia de la imprenta debemos iniciarla con la adquisición de la primera máquina.

El general Belgrano y la primera imprenta santiagueña
Queremos aprovechar este trabajo para expresar nuestro punto de vista. Ocurre que hasta ahora se sabía que la primera imprenta santiagueña había sido adquirida al gobierno de la provincia de Tucumán. En julio de 1854, la Legislatura tucumana autorizó al gobernador José M. del Campo para vender la vieja imprenta del Estado al gobernador de Santiago del Estero, compensado con ella una deuda que la primera tenía con la segunda. Se trataba de “una
máquina con treinta años de servicios, manejada por operarios sin inteligencia, abandonada y desatendida; era de madera tan antigua que para entonces apenas servía para imprimir medio pliego de papel escrito”. Y sus tipos de plomo (las letras) habían sido fundidos para fabricar con ellos proyectiles, que reclamaba con suma urgencia el Gral. Martín M. de Güemes para detener los avances realistas sobre Salta.
Según el distinguido historiador Alfredo Gargaro, a quien seguimos en este tema, “esos antecedentes destruyen la suposición de que se trataba de la imprenta que sirvió al Gral. Manuel Belgrano para publicar los boletines de su Ejército Auxiliar del Perú durante la guerra de la Independencia, porque se olvidan que el Gral. Belgrano se sublevó con su ejército en Arequito (Santa Fe), cuando marchaba hacia Buenos Aires a requerimiento de Rondeau, circunstancia que no permite suponer que la pequeña imprenta volviera sola a Tucumán”. Y que “la nota del gobernador del Campo de 1854 expresa que hace 30 años que se encuentra en uso, que la de Belgrano era de 1817, no coincidiendo por consiguiente los términos en años en uso”.
Nosotros teníamos nuestras reservas de que no fuera la misma imprenta (tesis sostenida por Gargaro y hasta hoy vigente). Si bien es verdad que entre 1817 y 1854 hay 37 años de separación, cuando el gobernador de Tucumán sostiene que “hace treinta años que se encuentra en uso”, esa afirmación debe ser tomada con cuidado.
Además, en ningún documento hemos constatado que Belgrano la llevó consigo hacia Buenos Aires, cuando lo convocara Rondeau para que enfrentar a los caudillos del litoral.
Finalmente, el tucumano Raúl S. Martínez Moreno –investigador, Miembro de Número del Instituto Belgraniano de Tucumán, y nuestro recordado profesor de Derecho Internacional Público en la U.N.T.-, en su obra “Belgrano, el ciudadano ejemplar”, afirma con toda seguridad: “en 1854, esa imprenta –que llevara Belgrano a Tucumán-, fue vendida siendo trasladada a Santiago del Estero.

La imprenta “21 de Octubre”
En 1858, la imprenta comprada en Tucumán funcionó bajo el nombre de imprenta “21 de Octubre” y en ella se editó el folleto “Protesta de Adolfo E. Carranza. Adolfo Carranza ante el pueblo argentino, por Manuel Taboada”.
Su nombre, “21 de Octubre”, se debía a la fecha de la victoria de “Tacanitas”. Esa imprenta fue utilizada para publicar documentos oficiales, hasta que el 17 de septiembre de 1859 se imprimió el primer periódico santiagueño, “El Guardia Nacional”.
Esta imprenta duró hasta 1860, en que dejó de utilizarse por falta de presupuesto y el gobierno de Pedro R. Alcorta se la facilitó al Club “25 de Mayo”.
En 1862 Mitre envió a Taboada una nueva imprenta.
Hay autores que sostienen que el primer tipógrafo santiagueño fue Segundo R. Araujo, pero Alfredo Gargaro afirma que quien lo fue en realidad fue Ramón R. Bravo.

Otras imprentas
En 1869 se imprimió el libro de 83 páginas, titulado “Contestación documentada a las calumnias de la Carta Manifiesto del presidente Sarmiento contra los Taboada”, en Imprenta del Norte que pertenecía al diario taboadista “El Norte”, editado por Segundo R. Araujo.
En 1879, en los talleres de “La Prensa Libre”, periódico oficial del gobierno de Pedro R. Alcorta, se publica el “Mensaje del gobernador Mariano Santillán a la Sala de Representantes”, de ese año. Esa imprenta duró hasta el año 1880.
En 1882, Nerio A. Rojas fundó el semanario “La Opinión Pública”, para sostener la candidatura de Absalón Rojas. Su imprenta funcionaba en calle Avellaneda 40/44. En esa imprenta se publicó el “Mensaje del Poder Ejecutivo a la Legislatura”, del gobernador Sofanor de la Silva, efectuado el 1º de mayo de 1885. En 1889 se publicó la “Ley de Registro Civil de la Provincia de Santiago del Estero”. En 1883, se fundó el periódico “El País”, de Manuel Gorostiaga, siendo su editor Segundo R. Araujo y que funcionaba en calle Independencia 87. En esta imprenta se imprimieron el “Informe en derecho en la causa promovida por el Gral. Antonino Taboada presentado ante la Corte Suprema de Justicia” por el Dr. Manuel Argañarás (1885), y “La planta en la creación”, conferencia el 14/08/1886 (1886), del rector del Colegio Nacional, Dr. raimundo Linaro.
En 1896, el establecimiento tipográfico “La Provincia”, fundado como órgano del oficialismo,
editó el “Mensaje del gobernador Adolfo Ruiz a las H.H. Cámaras Legislativas, del ese año. “La Provincia” cerró en 1898, una vez que fuera intervenido el gobierno de Adolfo Ruiz.
En 1897, Vicente Rodríguez creó la imprenta Rodríguez & Cía., que funcionó en la esquina de las calle 9 de Julio 201 e Independencia. Hoy “Paseo El Siglo”. De ese año es “Tipografía Argentina”, de Rodríguez & Cía., que editó “La Ley Orgánica y de Procedimientos de la Provincia”. En 1903 publicó, entre otros trabajos, la obra “Agustina” (Palacio de Libarona),
del Dr. Francisco Viano; y la “Geografía antropológica”, conferencia de Felipe S. Giménez (1903). En 1904 los “Apuntes históricos sobre el idioma inglés”, de Carlos Weyenberg, y varias obras de Baltasar Olaechea y Alcorta. El 18 de junio de 1907 publicó el siguiente aviso periodístico en el diario “El Siglo”: “Librería Argentina”, de Rodríguez & Cía., imprenta a vapor, librería, encuadernación, libros de texto y útiles para el colegio.
En 1899, en Imprenta El Estado, se editó el “Reglamento de la Cámara de Diputados de la Provincia”. En 1899 funcionaba en calle Entre Ríos esq. Sarmiento, la imprenta “La Reforma”, siendo de esa época la “Ley de Elecciones provinciales”, y de 1900 “La educación industrial”, de Ramón Carrillo.
En 1902 se publica los “Estatutos y Personería jurídica”, del Centro de Tiro Federal, en Imprenta y Encuadernación Española, de C. Alén, en Tucumán esq. Libertad.
En 1903 y 1904 Tipográfica “Estímulo y Defensa” publicó “Evolución del lenguaje”, de Ramón Carrillo (1903), “Anales del Colegio Nacional”, de Baltasar Olaechea y Alcorta (1904), Reforma de la educación pública en la Prov. de Santiago del Estero”, de Antenor Álvarez (1904); “Discurso pronunciado por Napoleón Taboada el 6/1/904 proclamando la fórmula presidencial Uriburu-Udaondo” (1904).
En 1905 encontramos Tipográfica Santiago, que editó “Noticia histórica del Señor de los Milagros de Mailín”, de Baltasar Olaechea y Alcorta (1905).
En 1909 Ramón Ribas fundó la imprenta “R. Ribas”, en calle Independencia 202, y de esa época es “Anales del Colegio Nacional”, de Baltasar Olaechea y Alcorta (1909).
En 1910 funcionaban las imprentas de “El Porvenir”, “El Siglo”, de Federico Lannes, la de  Almonacid, Tipográfica “Los Colegios”, de Jesús Osés y Hno., Tipográfica Española, de Celestino Alén, la que funcionaba en la esquina de Libertad y Tucumán.
De la imprenta “Los Colegios” es la publicación de “Hay tiempo para llorar (tradición santiagueña), composición que obtuvo el 2º premio, 24/07/1910”.
La imprenta de Federico Lannes funcionaba en calle 24 Septiembre al 400 al lado de la casa (lindera al Sud) que luego sería del Dr. Mario Tula Gómez, que era donde vivieron Saturnina
(Bravo de) Rueda, Federico Lannes y Elena Lannes. Utilizaba una impresora “Minerva”,
y de 1910 es la impresión de “Aurora inquieta”, de Carlos Schaeffer.
Carlos Schaeffer Gallo escribió: “Ahí estaba, en la vieja casona, su campo de batalla: la pequeña imprenta, donde la sufrida “Minerva” tiroteaba día y noche defendiendo la precaria
trinchera, alzada a fuerza de tremendos sacrificios Menciona al periódico literario “El Alba” de precaria existencia ... Pero el crédito editorial de la imprenta, lo constituía la edición mensual de larevista que administraba, redactaba y dirigía el mismo Lannes: “La Escuela Cívica”. Ahí estaba resumida su vocación de educador y combatiente. Concretaba programas patrióticos a retazos y discriminaba problemas de arte de hondo sentido crítico”.
En 1913 Talleres Gráficos Contreras, de César Contreras, editó la “Actuación política de Rosas”, de R. Lugones Vieyra (1913).
En el año 1914 aparecen publicaciones de editorial “El Liberal”, las que se extienden hasta el año 2009. Funcionó en calle Libertad 263. Entre sus primeros trabajos podemos citar el “Catálogo de la Biblioteca Sarmiento” (1914); los “Discursos sobre Educación”, de
Dámaso Jiménez Beltrán (1914); “Conversación del Inspector Pedro A. Abregú” (1916).
Hacia 1985, por sugerencia de uno de sus socios, del Dr. Virgilio Juan Castiglione, se decidió crear la “Fundación Castiglione”, la que se bien nunca llegó a instrumentarse en papeles, de hecho publicó varios libros subvencionados la familia. En “Una fuente de energía”, de Carlos M. de Heredia, ya se menciona a esa Fundación.
Quizás por la tecnología incorporada de la época, la imprenta de “El Liberal” haya sido la que más aportó en libros a la provincia. Así, merecen citarse los libros de Achával, Alén Lascano, Álvarez Valdés, Archetti, Ávila, Bravo, Castiglione, Díaz de Raed, Rava, Sayago, las revistas y libros de la UCSE, UNSE.
Son muy importantes históricamente hablando los suplementos de los 25, 50, 75 y 100 años del diario “El Liberal”. Quizás el del 50º Aniversario (del año 1948) haya sido el más valioso, a
nuestro criterio. La imprenta de El Liberal lamentablemente fue cerrada en 2009.
En 1915 aparece una imprenta que no es muy conocida, del Dr. S. Usishquin, que funcionaba en Colonia Dora. Ella editó “Fiesta íntima en honor a la Sra. Cristina Lastra de López Agrelo y su hija Dora, el 2/12/1915”.
En 1916, Talleres Gráficos “La Libertad” publicó el “Discurso pronunciado en Loreto el 25/07/1916, en el acto inaugural del canal de Tarapaya a V. San Martín” (del Dr. Antenor Álvarez, Dámaso L. Beltrán y Luciano Figueroa).
En 1917, la Imprenta de Paz, que funcionaba en calle Tucumán 63 editó el “Discurso de Manuel Argañarás, en la fiesta del árbol” (18/08/1917). En 1918 la imprenta “La Paz”, de F. Molinari, editó “Discurso”, de Alejandro Gancedo (h).
En 1918 nació la imprenta “Molinari”, de Fortunato Molinari, que tuvo una larga trayectoria.
Funcionaba en calle Tucumán 368 esq. Rivadavia. Entre sus importantes publicaciones podemos citar la Revista del Archivo Histórico de Santiago del Estero (1924/1927) y el Boletín Oficial.
En 1925 el inmigrante italiano Constanzo Grandi creó una imprenta y papelería en calle 24 de Septiembre, al lado de la entonces Escuela Normal (luego Escuela de Comercio), en
calle 24 de Septiembre 120. Allí publicó en esa época “Juicios sobre la obra folklórica de Andrés A. Chazarreta”. Esa imprenta fue adquirida poco después por don Jesús Carrascosa,
y en 1944 publicó “Escuela y Educación”, de José F. L. Castiglione (1944). Más tarde lo hizo con “Reducciones y fortines” de Orestes Di Lullo.
En 1932 Samuel Yussem inauguró en calle Libertad 850 (frente al Colegio Nacional) sus talleres gráficos. Fue el imprentero de Carlos Abregú Virreira, Domingo Bravo, Segundo V. Osorio, Hipólito Noriega, Domingo Maidana, José F. L. Castiglione, etc. Su accionar continuó en 1946.
En 1933 funcionaba la imprenta “La Tribuna”, en Av. Belgrano esq. 9 de Julio.
En 1933 Leocadio Tissera era propietario del diario “La Hora”, y su imprenta funcionaba en Buenos Aires esq. 9 de Julio y luego pasó a Entre Ríos 55. En 1952 publicó el “Anuario”.
En 1952, don Francisco R. Santucho fundó en la calle Buenos Aires nº 149, en la antigua casa de los Taboada, el sello editorial de Librería “Aymará”, y publicó distintas obras entre los años
1952/1959. Destacamos la “Integración de América Latina” (1959), “El indio en la Prov. de Santiago del Estero” (1956), etc. Luego continuó como librería “Dimensión”, que todavía funciona.
“Barco Edita” tiene como editor a Alberto Tasso, con sede en Los Fresnos 85. Comenzó en 1974, editando libros de Tasso, Carlos Fernández Loza, Carlos V. Zurita, Ricardo Aznarez, Jorge Rosenberg, Lios C. Alén Lascano, Guillermo Pinto, Ramón Leoni Pinto, Franklin Ábalos, Fernán G. Carreras, Castor López, Ricardo Sgoifo, Fina Moreno Saravia, Cecilia Canevari, Selva Y. Ramos, José Andrés Rivas. Sgoifo.
“Ediciones V Centenario”, dirigida por el matrimonio de investigadores Amalia Gramajo y Hugo Martinez Moreno, comenzó en 1981, con un trabajo sobre la “Cruz de Matará”. Y posteriormente, realizando casi un libro por año de esos mismos autores.
“Lucrecia” fue fundada el 15 de agosto de 1986, siendo sus propietarios son Ing. Carlos A. Soler y la Prof. Teresita Darchuk de Soler.
Quipu Editorial, fue fundada en 1995 por Julio Carreras y trabajó hasta el 2003. Editaron entre otros “Quipu de Cultura”. En los últimos años dos o tres años aparece en el mercado editorial la firma “Idearte”. Finalmente, no podemos terminar esta investigación sin resaltar el importante aporte a la cultura y a la literatura de nuestra provincia, de la Fundación Cultural de Santiago del Estero, que desde 1999 edita su “Revista de la Fundación”.
(De Producción Académica, editado por la Academia de Artes y Ciencias de Santiago del Estero).

viernes, 20 de noviembre de 2015

César Cisneros de la Hoz

César Cisneros de la Hoz
Poeta, escritor, editor

En la década del 90 irrumpe en el ámbito cultural santiagueño, un joven y apuesto caballero, talentoso y emprendedor de notoria presencia en actos literarios, conferencias, paneles, afianzándose con una nota de adhesión, un poema de su autoría o con su elocuente participación.
Su nombre es César Cisneros de la Hoz, que de inmediato se integra al grupo literario “Reencuentro”, a la Sociedad Latinoamericana de Artes y Ciencias, a la Sociedad Argentina de Escritores, al Alero Quichua Santiagueño, entre otros. Editó sus propias producciones. Pubicó 67 plaquetas culturales, los libros “Llamaradas”, “Amáraka (tierra de los inmortales), “33 sonetos de amor” y “Don Señor”, trabajo documentado de la obra filantrópica de Belindo Farías.
Editó además “Estampas sureñas”, libro de Antonio Garzón, con un comentario de tres páginas, el periódico cultural “Adelante”, del cual es director y editor, la revista cultural “Reencuentro”. Publicó comentarios y críticas culturales en diarios y revistas.
En estos momentos tiene en prensa la edición de la “Historia de Atamisqui” y se propone la publicación de “Rosa del monte”, novela ambientada en los años 40 hasta la fecha en el norte del país, “El pensamiento político”, ensayo, recaba antecedentes para publicar la biografía de Felipe Corpos. Además, se propone dedicar más tiempo al trabajo editorial en favor de aquellos escritores que hasta hoy no tuvieron posibilidades de editar.
Disertó en el café Tortoni, en la Casa de Santiago, en la Feria Internacional del Libro, en el salón cultural de arte y en el centro cultural Lugones, todos de la Capital Federal, en Santiago del Estero y en toda la provincia.
En Wilde, provincia de Buenos Aires, con auspicios de la municipalidad de Avellaneda, promueve la publicación de la separata “Siembra temprana”, con pequeños poemas de niños de 5 a 14 años, trabajos que serán incorporados al libro “Mi pequeño carozo”. Ya publicó tres separatas con diez poesías cada una, por lo que recibió sendas plaquetas de plata, en reconocimiento a su trabajo. La radio de frecuencia modulada Wilde, también lo premió en 1994, 1995 y 1996.
El salón de arte del café Tortoni le entregó la Gran Medalla de las Artes y del Gran Trofeo de las Ares, ambos por su trayectoria, en 1994.
La asociación artística y literaria “María Adela Agudo”, de La Banda, le entregó la primera mención de honor en 1994, el grupo literario Rencuentro el galardón al mérito en 1995.
 El centro cultural de la Piedra Movediza de Tandil, le otorgó dos certificados por su producción poética.
Resultó finalista del certamen Argenta 2000, convocado por la editorial Argenta, de Buenos Aires, en el rubro poesía, novelas y cuentos breves, distinción por la cual se lo invitó a editar sus obras en el orden nacional.
Del 18 al 20 de ocubre del 2000, intervino como panelista en el congreso internacional de quichua celebrado en la Universidad Nacional de Santiago del Estero. Obtuvo el premio de poesía del grupo literario Ciudad del Barco 2000.
La revista “Nuevos caminos” publicó una síntesis de su proyecto de reglamentación de la ley de creación de un consejo provincial de cultura. Quizás esta sea la mayor aspiración de su vida, que la cultura tenga un medio sólido que la impulse, de tal forma que todos sus hacedores tengan oportunidad de impulsar su producción para que el púbico juzgue su capacidad.
Cisneros de la Hoz es un joven poeta que vive la edad de los sueños.
(Del currículum vitae publicado en “Estampas sureñas”, de Antonio Garzón. Ediciones César Cisneros de la Hoz. 1996).

sábado, 14 de noviembre de 2015

Los Carabajal

Tapa del álbum Vamos a andar la noche 
con...(1973): Kali Carabajal. Oscar Testa, 
Oscar Evangelista, Kuti Carabajal.
La música, los Ckari Huainas, las formaciones

Los Carabajal es un conjunto de música folklórica de Santiago del Estero, la Argentina. Creado en 1967, fue integrado originalmente por Agustín Carabajal, Carlos Carabajal (ex integrantes del conjunto tradicional santiagueño Los Ckari Huainas) Cuti Carabajal y Kali Carabajal. Esa formación tendrá sucesivas integraciones, con la única permanencia de Kali.
En los primeros dos años se retiran Agustín y Carlos, quienes integrarían Los Manseros Santiagueños, al igual que luego lo harían Carlos Leguizamón y Cuti Carabajal, y en 1968 se incorpora Mario Carabajal, "Musha". Entre 1973 y 1978 el grupo lo componen Kali, Cuti y los salteños (Salto Argentino) Oscar Evangelista y Oscar Testa. Para fines de la década de 1970 se incorporan Roberto Carabajal y Peteco Carabajal, quedando con cuatro integrantes: Kali, Roberto, Peteco y Mario.
En la década del 80, Roberto y Peteco se van y el grupo lo integran Kali, Musha, Luis Paredes y Mario Álvarez Quiroga. Kali compone canciones como la zamba No despiertes aún y Álvarez Quiroga aporta Romance de aquel hijo y Penas y alegrías del amor. Se retira Álvarez Quiroga y entra Jorge Leguizamón, “el Mono”, y luego dos hijos de Kali: Walter y Carlos Enrique Carabajal.
En 1995 obtienen un notable éxito en el festival de Cosquín y se retira Leguizamón siendo reemplazado por Franco Barrionuevo. Incluyen canciones como Boquita de luna, Santiagueños de ayer y Corazón santiagueño.
A inicios de la década del 2000 se suma en el canto Lucio Rojas y Andrés Simón en teclados. En 2007 Carlos Cabral reemplaza a Rojas. Ese año celebraron su 40 aniversario con un espectáculo en el Teatro Ópera, de la Capital Federal.

Miembros originales
Agustín Carabajal, Carlos Carabajal, Cuti Carabajal y Kali Carabajal

Otros miembros
Oscar Evangelista, Oscar Testa, Roberto Carabajal, Peteco Carabajal, Luis Paredes y Mario Álvarez Quiroga, Jorge "El Mono" Leguizamón, Franco Barrionuevo, Andrés Simón, y Lucio Rojas.

Miembros actuales
Kali Carabajal, Musha Carabajal, Walter Carabajal y Blas Sansierra.

El grupo ha estado activo desde la década de 1960 y ha expresado varias generaciones del arte de la familia Carabajal, una destacada familia de músicos santiagueños. Algunas de las canciones más conocidas de su repertorio son La Telesita, Un domingo santiagueño, Vamos a andar la noche, Como pájaros en el aire, No despiertes aún, Romance de aquel hijo, Penas y alegrías del amor, Boquita de luna, Santiagueños de ayer y Corazón santiagueño, entre otros.

Álbumes
40 AÑOS – Parte I, 2008, Marka
100 años de chacarera, 2006, Marka
Aniversario, 2003, Marka
Espíritu, 2000, EMI
30 Años en vivo Volumen 1 y 2, 1997, (MyM)
Cuando el pecho se siente, 1996, (MyM)
Sueños, 1995, (MyM)
20 Grandes éxitos, entre 1992-1994,
Bailando en la Salamanca, 1992
Caminos, 1991, (Polygram)
Homenaje a Carlos Carabajal - En vivo
Carabajalazo,
De monte adentro
Los Carabajal, 1990
Entre ayer y mañana, 1989 (Microfón)
Sangre de mistol
Domingos santiagueños
Memorias de la tierra
No despiertes aún
Secretos de familia
Vamos a andar la noche con..., 1973 (Odeón)

(Tomado de Wikipedia).

jueves, 12 de noviembre de 2015

La Biblioteca Sarmiento y la difusión de la modernidad en Santiago del Estero (1880-1915)

Altos de la biblioteca (fachada)
Alberto Tasso

 Aunque el proceso de transformación que vivió la sociedad argentina a partir de 1880 ha sido ampliamente estudiado a nivel nacional, constituyendo un tópico vigente desde mediados del siglo XX, existen aún muchas zonas de sombra acerca de cómo fue vivido en las sociedades de provincia, cómo se articularon los nuevos códigos con los anteriores, cómo se produjo la urbanización modernizante y como fueron afectadas las reglas de sociabilidad, y aún las costumbres.
Dado que la Biblioteca Sarmiento nació en ese momento en la ciudad de Santiago del Estero, nos preguntamos acerca de esa sociedad, su población, y el clima cultural que se vivía durante las tres décadas elegidas para este análisis. Este artículo sólo presenta un esbozo del problema y algunas respuestas provisionales al amplio campo antes planteado. Para abordarlo se describe el contexto nacional y provincial mediante fuentes de época y estudios contemporáneos.
La historia de la Biblioteca fue recuperada mediante datos de su propio archivo, investigaciones recientes y entrevistas a descendientes de sus directivos.

El contexto
El contexto nacional ha sido estudiado por numerosos autores, y a los fines de este texto sólo cabe referir algunas de las ideas por ellos expuestas. Así, algunos hablan de una nueva oleada expansiva del capitalismo en su fase industrial sobre las nuevas repúblicas latinoamericanas. Mediante su impulso ellas se integraron más La Biblioteca Sarmiento y la difusión de la modernidad en Santiago del Estero (1880-1915) estrechamente a la economía europea, particularmente Inglaterra y Francia. En el caso argentino la producción de carne vacuna y
cereales le permitió alcanzar muy rápidamente un notable lugar en el concierto de la economía global, y junto con Australia y Canadá ofrecía la promesa de una nueva potencia, aunque este ciclo expansivo de la economía se detuvo luego de la Primera Guerra Mundial.
La hegemonía política de la burguesía aliada con el Ejército se expresó en el gobierno de Julio A. Roca, sostenida por un sistema electoral sui generis, que Germani (1960) llamó “participación limitada”, al que sólo accedían los varones que poeseían bienes raíces y sabían leer y escribir.
En cuanto al contexto provincial, la literatura muestra la celeridad con que se expresaron los cambios tecnológicos y las inversiones estatales y privadas, orientados al aprovechamiento de la tierra y el bosque, obteniendo nuevos productos dirigidos principalmente al mercado nacional.
La industria azucarera y la finca agropecuaria tuvieron rápida difusión en la región central, en tierras cercanas a los ríos Dulce y Salado, al tiempo que se extendía la red de riego. Los obrajes se multiplicaron en la región forestal, acompañando la extensión de las vías, que requería durmientes y permitía el transporte de leña y carbón.
El ferrocarril y la inmigración contribuyeron decisivamente a este proceso, y aunque su impacto fue desigual según las regiones, se tornaron dominantes en una economía que hasta entonces mostraba el predominio de la estancia ganadera. Entre 1876 y 1906 se construyen las primeras líneas férreas que vincularon a la ciudad con Tucumán, Rosario y Buenos Aires. En cuanto a la inmigración, de 135 extranjeros en 1869, pasa a 2.307 en 1895, y crecerá a 9.496 en 1914, constituyendo el 3,5 % de la población total. Aunque esta proporción es reducida con respecto a la de Buenos Aires y la región litoral, se admite que su influencia fue grande en el plano local. La ciudad
Estas transformaciones se percibieron nítidamente en la ciudad capital, que recuperó la primacía que el período independiente le había arrebatado: Romero (2011) sostiene que el caudillismo y las guerras internas habían “ruralizado” la vida urbana, pudiendo esto advertirse en la pequeña ciudad patricia y un tanto aldeana que era Santiago del Estero por entonces.
La “nueva ciudad” surgida en el 80 tendrá carácter y apariencia burguesa. Los empresarios y políticos ya no provienen sólo de las familias de prosapia que habían hecho de la estancia su feudo, sino de finqueros, comerciantes y gerentes de grandes firmas, varios de ellos extranjeros. La aristocracia nativa se difumina, y es reemplazada por una nueva clase dirigente, pragmática y admiradora del progreso. En contraste con la vida austera que cobijaban las casonas de adobe y tejas, ahora las familias pudientes construían chalets y hasta palacetes en las afueras de la ciudad, concebidos como casas de descanso veraniego.
La política urbanística del gobernador Absalón Rojas fue decisiva, pues con ayuda del agrimensor italiano Tulio Rusca diseña un nuevo mapa urbano del centro de la ciudad, delimitado por avenidas, cuyos nombres recuerdan apellidos históricos de la épica independiente: Moreno, Belgrano, Alsina, Rivadavia, y hasta contemporánea, como es el caso del presidente Roca y del propio Rojas. En 1889 se instala el alumbrado elétrico y pocos años después la red de agua. Arquitectura, servicios públicos, recreación, artes y formas de vestir registran el cambio. El arte y la recreación ganan espacio: los teatros Zanetti y Ollantay convocan a artistas y compañías de renombre, se extiende la práctica del paseo, aparecen confiterías y salas de billar.
En paralelo, se aprecia un florecimiento de la vida asociativa; surgen nuevas instituciones por iniciativa civil, y expresan una condición de ciudadanía que ya no dependerá de la Iglesia Católica como en décadas anteriores. Los “clubes” serán espacios de reunión habituales en los sectores altos y medios: citemos los de Ajedrez y Park Lawn Tennis, junto a entidades tales como la Sociedad de Tiro y Gimnasia, Sociedad Coronel Borges, Sociedad Filantrópica Escolar,Centro Agrícola Ganadero, y Escuela de Gimnasia y Esgrima (Anales, 1925: 173).
Santiago del Estero tenía 8.000 habitantes en 1895. El Estado sostenía un hospital y atendía unos pocos casos de extrema pobreza. Las epidemias de viruela, el paludismo y el Chagas endémico ponían límites estrictos a la duración de la vida. Quizá por primera vez en la historia de Santiago la salud comenzó a ser un problema social, y por eso los ingentes esfuerzos de los primeros médicos profesionales y las primeras enfermeras del naciente estado moderno por darle una respuesta apropiada.
Varios fueron los factores que incidieron en estos cambios. Además de la complejización del aparato productivo y la estructura  ocupacional, los datos reunidos señalan la consolidación del patrón de vida urbana y la reducción de la distancia entre estamentos y clases que eso implica.
Junto a ellos, hay otro factor que debe considerarse, porque resume las ideas liberales de la época y la acción del Estado. Se trata del crecimiento de la alfabetización, alentado por las políticas educativas de Avellaneda y Sarmiento. Luego de las escuelas rurales que creó Manuel Taboada con fondos provinciales y de la Nación, nacen de la iniciativa sarmientina la Escuela Normal para mujeres y varones y el Colegio Nacional, las primeras en la educación superior, que ocuparán un importante papel en las décadas siguientes.
Esta posibilidad estaba limitada a la ciudad, y sólo a algunos de sus habitantes. Pero aun así tuvo enorme importancia en el plano local.  Veamos algunas cifras que muestran el crecimiento de las ocupaciones con mayor calificación.

Evolución del grupo ocupacional de profesionales, técnicos y trabajadores asimilados en Santiago del Estero. 1869, 1895 y 1914

   
El crecimiento del número de maestros y profesores es el más elevado en este grupo ocupacional. Estas cifras permiten apreciar que así como el ferrocarril fue un vector de cambio en la economía, la educación lo fue en el plano de la vida social y cultural, y esto se refleja en la estructura ocupacional, así como en otros planos de la vida social.
Tres décadas después de iniciado la fase del modelo agro-forestal la ciudad se ha diversificado en sus funciones, se ha integrado al espacio económico pampeano mediante la circulación de capital, información y viajeros que permitían el sistema bancario, el telégrafo y el ferrocarril. Los fastos del Centenario dejaron un nuevo escenario urbano: la escuela homónima en calle Rivadavia, el Teatro 25 de Mayo en calle Avellaneda, y el hospital Independencia en avenida Belgrano.

La biblioteca
Es en este punto donde situamos al surgimiento de la institución bibliotecaria dentro de la compleja sociedad del período estudiado. En el caso que analizamos, debe registrarse su nacimiento en 1888 como Sociedad Sarmiento de Socorros Mutuos. Su inspirador y primer dirigente fue Juan Belisario Flores, que a su oficio de sastre reconocido en la ciudad agregaba el de profesor en la Escuela Normal. Como sastre tenía trato con muchos clientes, en la especial intimidad que exige el oficio, cuya tradición recordamos desde el nacimiento de la ciudad moderna. Como docente y ávido lector, prestaba libros y estimulaba la conversación sobre temas de interés colectivo.
La fundación de la Sociedad Sarmiento de Socorros Mutuos por su iniciativa el 31 de octubre de 1888 debe ser valorada como una pionera manifestación local del mutualismo moderno. Con sus amigos Segundo Guzmán y Aparicio J. Páez y otros da forma en pocos años a una obra social y un seguro de salud basado en la ayuda mutua mediante el pago de una cuota mensual. Cubría gastos de sepelio y se proporcionaba un subsidio mensual a los enfermos, además de otros servicios.
Flores era un atento observador de su tiempo, debiéndose consignar su actitud moderna y tradicional a un tiempo. En efecto, días después de la muerte de Domingo F. Sarmiento en Asunción, Paraguay, conforma una asociación de vecinos, un tipo de nucleamiento civil que este autor alentaba. La denominan con su nombre, y al mismo tiempo la colocan bajo el auspicio de la Virgen de la Merced. Al unir el patrocinio de Sarmiento y la Virgen logran una sincresis que no se observa en sus contemporáneos ni en sus sucesores.
Ciencia y fe, que fueron hostiles en ese momento, están aquí reunidas aquí en un cruce de idearios ‘modernos’ y costumbres ‘tradicionales’, unidos por el sentido de localidad o pago urbano. Los barrios céntricos de la ciudad coincidían con las parroquias, en cuanto jurisdicción religiosa. La Merced, Santo Domingo y San Francisco sostuvieron el culto durante las décadas que duró la reconstrucción de la Catedral concluida hacia 1897.
En 1893 la institución tomó un nuevo rumbo al fundar la Biblioteca Sarmiento por iniciativa del abogado Dámaso Jiménez Beltrán que donó a ese fin la suma de $ 3.000, cobrada por la elaboración del Código de Procedimientos de la Provincia. Al mismo tiempo se inició una campaña pública de donaciones de libros en todo el territorio provincial, que le permitió obtener no menos de un centenar de libros provenientes de bibliotecas de Loreto y Atamisqui.
La biblioteca se alojó transitoriamente en el primer edificio del Colegio Nacional, sobre la calle 25 de Mayo, hasta que algunos de sus libros fueron quemados en la calle por disposición de un rector que los consideraba perniciosos, dando lugar a la protesta de la Sociedad y a una intervención del Municipio que condenó el hecho. La naciente institución estuvo en el centro del debate entre la Iglesia y el Estado: en 1910 se escucharon los discursos de Baltasar Olaechea y Alcorta y Maximio Victoria, líderes de esas posiciones antagónicas. El pluralismo ideológico, expresado en la no distinción de razas, nacionalidades y credos, figura aún hoy en su Estatuto.
La Sociedad compró en 1902 una casa por $ 3.000, a la que se trasladó la biblioteca. El local no podía contener la creciente demanda de uso en los siguientes años, y desde entonces fue preocupación principal tener un local adecuado s sus fines; en 1906 se compró el de Libertad 674, y cuatro años depués se colocó la piedra fundamental con la presencia del gobernador y otras autoridades provinciales, dando lugar a otra etapa generacional e institucional.
Las preocupaciones culturales de los profesores y profesionales que la integraron desde aproximadamente 1900 desplazaron a las del período fundacional de los artesanos, y en 1913 se dispuso eliminar el servicio de socorros mutuos considerando que había cumplido su etapa y que era necesario atender otras preocupaciones culturales.
Para entonces, el Directorio estaba formado por profesores, entre los que cabe citar a Gumersindo Sayago (padre), Antenor Ferreyra, Ramón Carrillo (padre) y Juan Francisco Besares. También se registran abogados y médicos como Durval García y Teodomiro Bravo Zamora respectivamente, todos ellos pertenecientes a la elite cultural de la época, que ocupaban cargos en la administración municipal, provincial o nacional como funcionarios y representantes.
Lo muestran los casos del Dr. Durval García que interrumpió su mandato de Presidente para hacerse cargo de la banca de diputado nacional, y de Juan A. Figueroa que al año siguiente de ocupar el mismo cargo fue designado Intendente municipal.
En este momento, la obtención de recursos halló una coyuntura favorable. Un subsidio del Senado Nacional de $ 30.000 permitió la iniciación de las obras en 1910, con proyecto del ingeniero y arquitecto italiano Pedro Vozza, que condujo la obra hasta su inauguración en 1925.

Prácticas organizativas, lectura y política
La lectura de los Anales de la Biblioteca Sarmiento (1925) y de los libros de Actas del período analizado ilustran acerca de la forma en que los integrantes de las comisiones directivas, y en especial sus presidentes, veían a la educación, al libro y la lectura, y del rol de la institución en el contexto provincial.
En primer lugar, tomaremos en cuenta una frase del Acta de Fundación de la Sociedad en 1888, que expresa el propósito de sus integrantes de “ayudarse en los momentos difíciles de la existencia”.
Como justiticación del socorro mutuo que la inspiró, se manifestará en las décadas sucesivas, y sólo puede ser comprendido dentro de la problemática de la salud de la población, que en esos años aparece como una creciente preocupación pública.
Se trata de las sucesivas epidemias de viruela que afectaron a la ciudad desde 1879, que cobraron la vida de numerosas víctimas, entre ellas la de la esposa de Belisario Flores, y de varios trabajadores de la salud que atendían a los afectados en precarias condiciones de asepsia. Luego la fiebre palúdica se enseñorea de la ciudad, prolongándose hasta 1901, cuando por iniciativa del médico e higienista Antenor Álvarez se recupera mediante la plantación de eucaliptus la zona inundable, dando origen al Parque Aguirre.
La insuficiencia de los servicios del Estado para atender este problema era evidente, y reclamaba el trabajo de voluntarios. Como en otras ciudades de Argentina, el concurso de sus redes solidarias fue una importante ayuda ante el flagelo. Según los Anales y Actas, entre 1891 y 1897 la Sociedad aportó el servicio de hasta tres médicos, abonando medicamentos en boticas y subsidios familiares al 30 % de sus socios que se encontraban enfermos.
Pero no sólo la salud afectó la vida de la naciente institución, sino también la vida política nacional. En 1890 se produjo en Buenos Aires la llamada Revolución del Parque, considerada el nacimiento del radicalismo, en oposición a la hegemonía conservadora del Partido
Autonomista Nacional fundado por Mitre. Esta nueva fuerza política dio un paso hacia la ampliación de la participación ciudadana, que conduciría al poder a Hipólito Irigoyen en 1916, cuatro años después de la sanción de la Ley promovida por Roque Sáenz Peña.
Esta corriente política actuó como divisoria de aguas en la vida social, promoviendo debates que auguraban una etapa de mayor pluralismo y confrontación, legitimando el papel renovador de la oposición. La Sociedad Sarmiento no fue ajena a su influjo, que provocó una grave crisis interna en 1991 y 1992. Este último año la Comisión Directiva dispuso la separación de su socio fundador Aparicio J. Páez, embanderado en la nueva fuerza, seguida por la
renuncia de Segundo Guzmán. Recordemos que ambos habían acompañado a J. Belisario Flores como tesorero y secretario respectivamente, en 1988.
La significativa decisión implicaba un cambio de poder en la institución, que dejó solo a Flores al privarlo de sus primeros aliados. De hecho, este fundador no figura entre los 27 firmantes del Acta de Fundación de la Biblioteca el 25 de mayo de 1893, entre ellos el gobernador conservador Gelacio Lagar. No obstante, Flores siguió perteneciendo a la Sociedad, y entre 1895 y 1900 integró la Comisión Directiva como vocal y ocupó el cargo de Bibliotecario recientemente creado.
Luego de este primer conflicto interno los directivos de la Sociedad serán profesores y profesionales vinculados ocupacionalmente al Estado, que veían un riesgo en la adhesión al radicalismo, todavía marginal aunque ya en esos años se publicaba el diario Unión Cívica.
La Biblioteca Sarmiento, fase sucesiva de la Sociedad Sarmiento, supone una operación de alineamiento con el poder constituido en el plano nacional y provincial, que habría de dar resultados prácticos en los años siguientes, bajo la forma de subsidios que le permitirían sostenerse y ampliar su radio de acción.
No obstante, se observa una continuidad en la institución, proveniente del ideario liberal de la época, en buena parte proveniente de la inspiración masónica que había nutrido la obra de Sarmiento. La idea de la educación como superadora de la ignorancia de las masas populares está latente en todo el período analizado. La advertimos en el triángulo Flores-Guzmán-Aparicio y su actitud de servicio humanitario guiado por el espíritu positivo de la ciencia y la distancia que la separaba del marco eclesiástico hasta entonces dominante.
Recordemos también que la denominación de “sociedad” que comenzó a difundirse esos años en Argentina puede ser considerado,  en algunos contextos, como sinónimo de “logia” (Corbiere, 2002), en tanto agrupación con fines filantrópicos y de servicio formada por “hombres libres”, esto es, poseedores de pensamiento propio y de recursos económicos que lo sustentaran. De allí que el aporte de los socios mediante una cuota mensual fuese considerado una condición sine qua non para mantener su permanencia. A más de las purgas por razones políticas (socios que sembraban la “anarquía” y amenazaban el “principio de autoridad”), la falta de pago en las cuotas por más de tres meses bastaba para su separación, concretada en varias oportunidades cumpliendo el Estatuto al pie de la letra.
Por otra parte, señalemos el riguroso seguimiento de la práctica institucional republicana, obediente de un Estatuto de equivalencia constitucional, que además de requerir juramento al momento de asumir cada cargo dotaba al Presidente de un símbolo de poder de no escasa importancia: una banda de raso bordado utilizada en las Asambleas y otras ceremonias significativas. Esto no quiere decir en modo alguno que los integrantes de la Sociedad Sarmiento perteneciesen a la masonería –aunque sí fue el caso de su presidente Juan A. Figueroa durante el período 1895-96, poco antes de fundar el diario El Liberal– sino que estaban presentes en el geist y la práctica de la institución, junto a otros elementos del ideario liberal de la época, tales como su independencia en materia política y religiosa.
La promoción de la lectura y el “libre examen” que se admitía como principio fundante tenía como destinatarios no sólo a los estudiantes que carecían y libros propios, sino también a obreros y quienes cultivaban artes e industrias.

Conclusiones
Creemos que la Sociedad Sarmiento es la primera expresión pública de adhesión al ideario sarmientino en Argentina, luego comprobable en la iconografía en moneda y escultura, el ferrocarril, y entre otras instituciones aproximadamente veinte bibliotecas que llevan su nombre en la Argentina.
Los nuevos espacios de sociabilidad se nutrieron de la mentalidad dominante en la época, que aportaba una nueva visión del mundo, eco de la europea adaptada a las condiciones del país. Las ideas movilizadoras de esta corriente de pensamiento se nutrían principalmente de tres vertientes: el ideario republicano fortalecido en la gesta de la independencia, la concepción liberal del orden político expandido desde la Revolución Francesa, y el pensamiento positivo que provenía del desarrollo de la ciencia. La noción de progreso podía reunirlos en un solo haz.
El clima de creatividad e innovación que se vivió entonces, semejante a otras sociedades en otros momentos, ha sido atribuido a sujetos colectivos tales como ‘minorías creadoras’ y más tarde ‘elites’.
Esta interpretación sobrestima el rol de los grupos dirigentes, y en paralelo subestima al resto del colectivo social, colocándolo imaginariamente en una suerte de pasividad, que habría de ser levitada, movilizada o agitada por el impulso de las ideas. En esta primera aproximación al caso, sostendremos que esta visión estereotipada del progreso debe ser puesta en cuestión a través de una nueva lectura de los datos disponibles.

Fuentes
Libro de actas de Reuniones y Asambleas. 1888-1915.
Anales de la Biblioteca Sarmiento. 1926.
Formadora de conciencias. Biblioteca Sarmiento. 1993.
Archivo fotográfico.
Bibliografía
Alderete de More, Nelva (1998): Historia de la enfermería en
Santiago del Estero. Barco Edita, Santiago del Estero.
Alen Lascano, Luis (1992): Historia de Santiago del Estero.
Plus Ultra, Buenos Aires.
Cartier de Hamann, Marta (1972): La Brasa, una expresión
generacional santiagueña. Colmegna, Santa Fe.
Corbiere, Emilio J. (2002): La masonería en la Argentina,
Buenos Aires.
Germani, Gino (1960): Política y sociedad en época de transición.
Paidós, Buenos Aires.
Oddo, Vicente (1980): Historia de la medicina en Santiago del
Estero. Santiago del Estero.
Romero, José Luis (2011): Latinoamérica. Las ciudades y las
ideas. Siglo XXI, 2011.
Sarlo, Beatriz: Buenos Aires. Una modernidad periférica.
Buenos Aires, 2002.
Tasso Alberto (2007): Ferrocarril, quebracho y alfalfa. Un ciclo
de agricultura capitalista en Santiago del Estero (1870-1940). Alción,
Córdoba.
—(2012): “La Biblioteca Sarmiento de Santiago del Estero (1888-
2012). Enfoques, materiales y fuentes para el estudio de una institución
cultural”. Primer Congreso de Historia de Santiago del Estero

y la región. FHCSyS-UNSE, Instituto La Sagra.

(Tomado de Producción Académica 2012, de la  Academia de Artes y Ciencias de Santiago del Estero)