sábado, 24 de septiembre de 2011

Carta del padre Pedro de Añasco al padre Atienza

Iglesia actual de Matará.
Matará, 10 de enero de 1592
“Como nunca acabaré de alabar la bondad y misericordia de Nuestro Señor, assí tampoco dejaré de agradescer a V.R. la gran merced que Nuestro Señor me hizo por su medio de traerme aquí a estas tierras donde tanto Su Magestad se sirve, assí  en la ayuda de los próximos, como en lo mucho que ay que padescer y exercitar todas las virtudes, y en compañía de mi amantíssimo Padre Barçana, que puedo, creo, dezir con mucha verdad que, aunque no vi más de sesenta y dos años, sin dientes ni muelas, con summa pobreça, con summa y profundissima humildad, que no ay novicio de un día de Religión que assí se quiera sugetar pidiendo parescer en cosas que él puede dar aventajadamente, y ha dado muchos años, haziéndose indio viejo con el indio viejo, y con la vieja hecha tierra, sentándose por essos  suelos con ansias de traellos a Dios, que paresce le revienta el coraçón…
Aviándome dicho el Padre Barçana que le dixese qué lengua podría tomar a pechos a savella expeditamente, se me offresció, aviéndolo considerado con attención, que no le convenía ninguna destas lenguas particulares destas naciones, porque en sabiéndola no abría quién le detuviesse, por muy grandes y muchos peligros que huviesse, por ser esta gente muy fiera y cruel, como se vio pocos días ha en la muerte de don Francisco de Vera y oros cinco españoles, y que su trato ordinario y muy familiar es con los demonios, los quales, nos dicen las lenguas con quien hazemos las artes y vocabularios, que a un silvo que den, los ven salir debajo la tierra, y en el traje que estas naciones andan, que son desnudos en cueros, y que se ponen a bailar y cantar con ellos y les piden de comer y veber…”    

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