sábado, 16 de julio de 2011

Carlos Figueroa

Carlos Figueroa.

El poeta y sus sutilezas

Carlos Figueroa nació en Buenos Aires, en 1939, pero vivió desde su niñez en Santiago del Estero. A los 17 años, una vez concluidos sus estudios secundarios volvió a Buenos Aires para realizar estudios universitarios en ciencias económicas, muy cerca de su lugar de nacimiento.
Este regreso a las fuentes signó su derrotero como poeta, ya que en la pensión donde vivía conoció a un joven poeta de Río Negro, quien lo incentivó para que siguiera con su vocación de escritor.
Sus conocimientos lo encuentran enrolado en la lírica, al influjo de la obra de Meira Delmar, la gran poetisa colombiana.
Luego de tres años se trasladó a Tucumán para proseguir con sus estudios; egresa como contador público en 1963. Ese mismo año viaja a Berlín, Alemania, donde permanece por más de tres años.
A su regreso a Santiago, se incorpora a un grupo de jóvenes escritores nucleados alrededor de la Sociedad Argentina de Escritores y comienza una larga y fructífera trayectoria en su producción poética, género que no abandonó nunca.
Ha publicado Los juguetes del sueño en 1978, Diálogo secreto en 1984, Señales de dos mundo en 1993, Soles de la memoria en 1998 y Días sin regreso en el 2005 y La palabra encendida en el 2008.
Sus últimas producciones lo muestran insinuando un cambio en su estil, que va desde lo lírico a lo conceptual y filosófico.
Activo participante en encuentros de escritores de todo el país, colaborador en diarios y revistas y en la feria del libro de Buenos Aires y El Chaco.
Actualmente reside en Chaco 372, de Santiago. Su correo es cfigueroa@hotmail.com.
Tomado de las solapas de La palabra encendida.

Otro viento pasa

Repetida sinfonía del mar
en esta borrasca que golpea la costa
donde se aferra mi memoria
Todavía vemos titilar la lejana luz
que iluminara nuestros rostros felices,
a pesar que las sombras siguen merodeando
el muelle de los días transparentes.
Sólo brillaba tu blusa en la ventana
que aún permanece como siempre.
Hoy, a los lejos, otro viento pasa
ajeno a nosotros, ignorándonos
Mientras idealizamos el amor
quién podrá recobrar la tarde
que guardó tu silencio. 

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