sábado, 20 de agosto de 2011

El Atelier Cultural


Una de las primeras reuniones del Atelier.
Foto de Jorge Llugdar.

En sus más de tres décadas, supo mantener su independencia sin identificarse con ningún sector político durante toda su trayectoria.

El Atelier Cultural nació a principios de 1979 con el taller particular del plástico bandeño Ángel Emilio “Lito” Garay, en un local de la Sociedad Cosmopolita sobre la calle Rivadavia.
Era visitado asiduamente no solo por artistas plásticos sino por toda la gente relacionada con la cultura. Dadas estas características y con la intención de organizar encuentros multiartísticos, el local fue inaugurado formalmente una fría noche de julio de ese año con una gran velada a la que concurrieron exponentes de la plástica, la música, la danza, las letras, el teatro.
Entre las figuras presentes, cabe mencionar, a Franklin Ponce, Michi Aparicio, Rafael Touriño Cantos, Alfonso Nassif, Felipe Rojas, Adela Llugdar, Nelly Orieta, Vichi Castiñeira, Carlos Carabajal, Eduardo González Navarro, Raúl Dargoltz, María Ofelia Giovanardi, Velba Barrionuevo y el director de Cultura de esa época Salvador Ciappino.
Al poco tiempo se formó una comisión presidida por Garay, y así surgió “El Atelier Cultural” anexo de la Sociedad Cosmopolita que en ese entonces estaba presidida por Domingo Juárez.
A partir de allí una intensa actividad cultural hizo del Atelier una de las más importantes organizaciones culturales de la Provincia.
En la Capital los protagonistas de la cultura se nucleaban en “Mi Teatro”, “Collegium Artis”, “Quichariy Puncu”, Cine Club Candilejas, con los cuales el Atelier programó actividades conjuntas.
El Atelier que trataba de abarcar la mayor cantidad posible de disciplinas artísticas y la amplia gama de actividades que posibilitarán su promoción, mientras que las otras entidades orientaban su acción a una rama específica del arte.
Completamente alejada de la política partidaria, la entidad mantuvo su independencia sin identificarse con ningún sector político durante toda su trayectoria, pero sí supo desde el principio que su política cultural a desarrollar debía estar alejada de los moldes establecidos por la concepción burguesa de la cultura, que reducía el término solo al arte y a la realización de actos frívolos y solemnes en direcciones de cultura y bibliotecas.
De esta concepción elitista y mesiánica se desprenden los conceptos de que “la cultura se da”, “a la cultura se accede”, o “la cultura al alcance de todos”, como si fuera una bondadosa concesión de una minoría iluminada al pueblo ignorante, o como una pirámide a la cual hay que ascender para llegar a ser una persona “culta”.
El Atelier enseñó que la cultura no tenía porqué ser aburrida y que se puede trabajar por ella desde cualquier lugar desde donde se defienda la alegría, con la idea clara de inclusión social bajo el conocido lema de “Arte con la gente y no para la gente”.
Cuando esta nueva concepción fue impuesta, nuevos espacios pudieron ser inauguradas en Santiago, porque la puerta principal había sido abierta. La democracia estaba en marcha con nuevos canales de expresión y participación que Peteco, Jacinto y Juan incorporaban masivamente al mundo de los adultos.
El Atelier por entonces ya se había independizado de la Sociedad Cosmopolita, estaba presidido por Aida Isacc de Castiñeira y había perdido a dos de sus fundadores: Velba Barrionuevo y Vichi Castiñeira.
Luego la institución se instaló por un tiempo en la sede del club Tiro Federal donde desarrolló importantes espectáculos (recitales de rock, peñas y festivales) hasta que en 1995, la intendecia la declaró “Entidad de bien público” y sin fines de lucro por decreto Municipal y consiguió el sueño del local propio en predios de la estación del tren.
Ya instalados en 1996, los integrantes del Atelier realizaron varios proyectos como la primera colonia de vacaciones para niños con actividades netamente artísticas (“Vacaciones con el Arte”), el retorno del corso infantil a la ciudad denominado “El corso de los locos bajitos”, talleres artísticos, “La fiesta de los niños silvestres”, y un sinfín de eventos culturales.
Para ese entonces el Atelier ya tenía un elenco estable de teatro: “La sociedad de los actores sueltos”, que produjo dos innovaciones en el plano estético de los espectáculos artísticos. Ellas fueron, la incorporación del teatro-danza y el performance en la apertura del festival de La Salamanca y la estética del “body art” (pintura corporal), que hasta el momento no había sido cultivado por ninguna otra compañía. Este elenco presentó obras teatrales emblemáticas para la ciudad, como “El último tren” y “La película de La Banda” (de­ claradas de interés municipal).
Se adelantó a hablar de los desaparecidos “El jardín de la memoria” en épocas en que nadie se animaba, y otras piezas de hondo contenido humano y filosófico representados con una poética particular.
Este elenco participa también en tareas solidarias, como visita a hospitales, escuelas, barrios.
Si bien la actividad hoy del Atelier es mucho más acotada que en otros tiempos, debido a la proliferación de espacios alternativos para el arte y la abundante oferta cultural de los organismos oficiales, su escasez de medios y recursos mantienen viva la llama encendida humildemente hace  más de tres décadas.
Cabe indicar que desde hace cinco años, el Atelier Cultural asume el compromiso de organizar “La Banda, La Muestra… Teatro”, un encuentro de teatreros argentinos.
Tomado de La Banda Diario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.