jueves, 7 de julio de 2011

Alberto Rodolfo Tasso

Alberto Tasso

Escritor, sociólogo, historiador, pintor, geógrafo

Alberto Rodolfo Tasso nació en Ameghino (Provincia de Buenos Aires) en 1943. Residió en Junín y Buenos Aires, y desde 1970 en Santiago del Estero. Estudió sociología (UCA, 1972) y es doctor de la UBA, área historia (FFyL-UBA, 2002). Trabajó en oficinas del estado nacional en Buenos Aires, La Plata y Santiago del Estero. Fue profesor adjunto por concurso en la FFyL-UNT (1984-1988), y profesor asociado ordinario por concurso en la UNSE (1979-2009).
Actualmente es investigador adjunto en el CONICET (1991-2009). Ha tenido actividad periodística en diarios y revistas de Junín, Buenos Aires, Tucumán y Santiago del Estero, y en revistas literarias y académicas de Argentina, Brasil, México y España.
Asistió a los talleres de Demetrio Urruchúa en Buenos Aires, Álvaro Izurieta en Unquillo, Córdoba, y Alfredo Gogna en Santiago del Estero. Expuso cuadros, libros y objetos en diez muestras individuales y colectivas.
Desde 1974 publicó seis libros de poesía, dos de narrativa y cinco de investigación social e historia. En 1997 obtuvo el primer premio de la Revista El Duende, de Jujuy, por su libro La Jornada del Cazador. Integra la Antología de Poesía del Noroeste, siglo XX, compilada por Santiago Sylvester, editada por el Fondo Nacional de las Artes, 2004. Su novela “El informe de la seca” recibió la primera mención en el Concurso de Novela Corta Bienal 2008 organizada por el Consejo Federal de Inversiones. Con Pablo Tasso dirige el sello Barco Edita.
Es presidente de la Fundación El Colegio de Santiago, director de la Biblioteca Amalio Olmos Castro, y socio de la Biblioteca Sarmiento. Desde 2003 a 2007 fue Delegado del Fondo Nacional de las Artes en Santiago del Estero, ad honorem. Tiene 65 años y cuatro hijos.
Tomado del libro Sitiales, de la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Santiago del Estero.



Re-trato
Soy un tipo robusto y melancólico
que une lo cordial a lo intratable,
escucho todo lo que el otro hable
y aún siendo amigable, soy recóndito.

Porque soy servicial, huraño, amable,
me siento a veces como un niño expósito
que debe conquistar unos depósitos
para su humor, que siempre tiene hambre.

Me entretengo, feliz y algo engreído,
con mis juegos de esferas y de cubos
poblados de colores y vampiros.

Converso a cada rato con el mundo
y muchas veces no sé que decir.
Rezo y toso. A veces también grito.

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