martes, 2 de agosto de 2011

Leonardo Gigli "Nano"

Nano Gigli.
La fotografía, el teatro, el cine, la relojería

Leonardo Gigli, más conocido como “Nano”, es el último vástago de la familia de Vicente Gigli y Josefina Frediani. Nació el 6 de noviembre de 1932 en Santiago y muy pronto se manifestaron en él aptitudes artísticas 7uy una compenetración con los objetivos comerciales de sus padres.
En 1947, su padre trasladó el negocio a un moderno y amplio local en Avellaneda al 200, ya consustanciado con el importante desarrollo de la ciudad y desde entones, asociado a las modernas expresiones de la fotografía, la óptica, la cinematografía, la mejor relojería europea y todos los adelantos de la modernidad en esas ramas. Tuvo el acompañamiento de toda su familia.
Al mismo tiempo, Leonardo terminaba sus estudios en el colegio nacional, demostrando su capacidad creadora para el dibujo y el arte, en la representación y en el complemento escenográfico, que se destacaba en las obras a cargo de los elencos estudiantiles de entonces.
Una vez terminado su bachillerato se inscribió en la Universidad de Tucumán, para iniciar estudios de arquitectura, pero debió abandonar para incorporarse a la atención del negocio familia. Casa Gigli había ampliado sus actividades para incluir los servicios de óptica, atendidos por uno uno de sus hermanos,.
Junto a sus hermanos Vicente y José, tomaron participación, en esos días, de programas radiofónicos de la vieja emisora Radio del Norte y aportaba con audaz creación programas humorísticos que por primera vez se irradiaban, en competencia con los dramáticos radioteatros. Se recuerda aún una jocosa adaptación de Hamlet, con su aditamiento significativo, el Príncipe de Silípica, igual que otros sketchs rederos que pronto ganaron popularidad.
Nano era intérprete y escenógrafo de las versiones teatrales que representaban las estudiantinas de fin de curso en el teatro 25 de Mayo. Esas teatralizaciones le dieron gran popularidad en la ciudad y lo hicieron ganar el afecto de amigos e instituciones que  buscaban siempre su participación en las veladas benéficas.
Con el advenimiento de la televisión, a partir de 1965, fue colaborador permanente de sus programas. Inspirado por la vocación paterna incursionó desde entonces en la filmografía periodística y artística de acontecimientos, personajes y sucesos notables de la vida provinciana. Su laboratorio de fotografía, revelado y compaginación, constituye el más completo de la ciudad y su archivo de originales, en el que conserva las primeras imágenes filmadas por su padre en los años 20 y 30, tiene un extraordinario valor histórico como documentación de la vida santiagueña del pasado.
Tomado de Santiagueños notables III, de Roberto Arévalo.