lunes, 1 de agosto de 2011

La ciudad de Santiago Del Estero y su fundación

La sombra de Francisco de Aguirre.

Reivindicar a Francisco de Aguirre

Santiago del estero  es la ciudad más antigua del país, llamada con justicia “Madre de ciudades”. El próximo 25 de julio festejaremos su cumpleaños número 450.
De esta ciudad salieron las expediciones fundadoras de varias ciudades que en la actualidad son capitales de provincias argentinas. Recordemos: San Miguel de Tucumán fundada por Diego de Villarroel (sobrino de Francisco de Aguirre y comisionado al efecto por éste) en 1565, es decir doce años después de Santiago, durante el segundo gobierno de Aguirre. Córdoba de la nueva Andalucía, fundada por Gerónimo Luis de Cabrera en 1573. San Felipe de Lerma en el valle de Salta, fundada por Hernando de Lerma en 1582. Todos los Santos de la Nueva Rioja, fundada por Juan Ramírez de Velazco en 1591. San Salvador de Jujuy, fundada por Francisco de Argañarás y Murguía, en 1593 (comisionado para ello por Juan Ramírez de Velazco). San Fernando del Valle de Catamarca, fundada por Fernando de Mendoza de Mate de Luna, en 1683.
Cada una de estas fundaciones -más las de muchas otras ciudades que no perduraron y que aquí no nombramos por razones de espacio-, significaba que la todavía incipiente ciudad se desangraba para dar vida a otras. Cada una de estas expediciones fundadoras partía llevando parte de sus magros recursos: bastimento, ganado (vacas, ovejas, cabras), semillas, y sobre todo, lo más valioso, el elemento humano. Fueron  actos heroicos, que merecen el reconocimiento, no sólo de las ciudades que así nacieron, sino del país todo.
La fundación de esta ciudad es la resultante de la confluencia de dos corrientes conquistadoras: la proveniente del Perú, representada por Juan Núñez de Prado, y la que vino de Chile, representada por Francisco de Aguirre.
No creo conveniente reactualizar la vieja polémica sobre la persona del fundador. Sabemos que Juan Núñez de Prado había fundado la ciudad de “El Barco” el 29 de junio de 1550, en actual territorio de la provincia de Tucumán. Luego la traslado, en 1551, a la provincia de Salta. En 1552, la trasladó muy cerca de esta ciudad, también sobre la misma margen del río (en el segundo y tercer asentamiento ya la llamó “El Barco y el Nuevo Maestrazgo de Santiago”; el nombre de “Barco” se debió a que con ello quiso hacerle un homenaje a quien lo enviara a fundar una ciudad, el Licenciado La Gasca, que era natural de la ciudad de El Barco de Ávila). Luego Aguirre, el 25 de julio de 1553, la trasladó a la altura de la actual calle Alsina, siempre sobre el río. De modo que lo que llamaron los vecinos de esa época “El Pueblo Viejo” quedó a una distancia de dos o tres tiros de arcabuz, o sea una quince cuadras hacia el sur, a partir de  la calle Alsina. Sería interesante precisar dónde estuvo, para erigir allí al menos un monolito que recuerde a este esforzado Alcalde de Minas de Potosí, que se encontró ante la difícil tarea de fundar una ciudad en zona de indios hostiles, enfrentando a recias personalidades como las de Villagra y Aguirre, y a sus propósitos expansionistas.
Cuando Aguirre entró en la ciudad de “El Barco” en su tercer asentamiento, una noche del mes de mayo de 1553, envió a Prado con custodia a Santiago de Chile, junto a un grupo de vecinos que no se avinieron al cambio. Los sacerdotes Trueno y Carvajal partieron con destino a Lima, quedando la población sin asistencia religiosa.
En realidad, no fue una usurpación propiamente dicha, ya que Prado se había sometido (si bien lo hizo forzado por Villagra) a la jurisdicción de Chile, cuando estaba en el primer asentamiento de El Barco. Pero cabe acotar que este tercer asentamiento escapaba  nítidamente a la jurisdicción de Chile, por exceder largamente las cien leguas de ancho que le correspondían a esa jurisdicción. Y, como lo demostrara exhaustivamente Roberto Leviller, ninguno de los tres asentamientos de El Barco estuvo en jurisdicción de Chile.
Recordemos que Prado reclamó ante la Audiencia de Charcas, y luego de dos años, en 1555, obtuvo satisfacción a su reclamo, pero nunca volvió, perdiéndose sus rastros en 1557 en la ciudad de Lima, luego de anunciar un posible viaje a España.
Pero es necesario reconocer la extraordinaria importancia que tuvo la figura de Aguirre para Santiago del Estero, siendo el primer gobernador de la nueva gobernación de “Tucumán, Juríes y Diaguitas”, creada en 1563, con dependencia política de Lima y judicial de la Audiencia de Charcas, con lo se la separó definitivamente de Chile y cuya capital era, justamente, esta ciudad de Santiago del Estero. Aguirre la gobernó en tres oportunidades (1553/54, 1563/66 y 1569/70).  Este ilustre conquistador merece, pues, los homenajes que la ciudad le dedicará en este año tan especial para los santiagueños.
De un escrito entregado por Raúl Lima para este portal.

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