miércoles, 28 de septiembre de 2011

El quichua santiagueño no es prehispánico

Quipu. Ilustración de Felipe
Guamán Poma de Ayala.
El tonocoté y el cacano, las Probanzas, los estudios glotocronológicos

El quichua santiagueño se fue formando con especiales características durante el tiempo de la colonización hasta nuestros días. Contra la opinión de quienes sostiene que Santiago fue una colonia incaica antes de la los españoles, se aducen pruebas y argumentos que avalan con su autoridad la posición que defiende la llegada simultánea del castellano y del quichua con Diego de Rojas y los yanacuna que lo acompañaron en la empresa.
El misionero León Strube afirma que el quichua antes de la conquista era hablado en todo el Tahuantinsuyu, desde el Ancasmayo en Colombia hasta el Maipo en Chile y desde el Pacífico hasta las selvas amazónicas y llanuras chaco-pampeanas. Indica también que después de la llegada de los españoles, el “runasimi avanzó hasta el curso medio del río Salado.
El investigador Clemente Balmori muestra una carta de otro misionero y lingüista, el padre Alonso de Barzana, quien fue nombrado por la Real Audiencia de Charcas profesor y examinador de quichua en potosí. Este misionero, al enumerar las lenguas que se hablaban en Santiago del Estero, no menciona el quichua, cuya importancia para la evangelización era fundamental. Todo induce a pensar que en los llanos del Tucumán santiagueño no había penetrado directamente ni la influencia ni la lengua de los incas.
Al tratar sobre la toponimia de Santiago, el historiador Juan Christensen deduce que en la provincia se hablaba el tonoté y cacano, en base a los nombres geográficos que aparecen en los documentos del siglo XVI. En ningún momento se presenta un nombre quichua.
En su Libro de probanzas, Pedro González de Prado, afirma que fueron los españoles los primeros descubridores de la región que ni el mismo Huaina Cápac pudo sojuzgar.
Igualmente, en la provisión de Vaca de Castro se habla de una provincia “que se llama Tucma, entre Chile y el rio grande que llaman de la Plata”. Diego de Rojas fue a descubrir algo que no se conocía entre los incas. Sólo confusamente se hablaba de la Ciudad de los Césares, por expediciones anteriores, hechas desde el sur. De haberseconocido la región, habría aparecido en los escritos de la época, como sucedió con Chile, en la expedición de Diego de Almagro.
A decir de los historiadores Levillier y Raimondi, los incas serranos, por naturaleza, jamás pudieron establecerse ni permanecer mucho tiempo en climas tan húmedos y calientes, por lo que construían sus pucaraes en las montañas, en donde se sabían invencibles y al amparo de las tribus llaneras orientales.
La entrada de Túpac Yupanqui en el noroeste argentino en su paso a la conquista de Chile y su posterior dominio del Tucmanahaho o reno de Tucma, duró hasta la caída del imperio en 1533. Se sabe que el Tucma se extendía desde Tilcara hasta San Juan y desde los Andes hasta las inmediaciones del actual Tucumán. Los incas, pues, no llegaron a penetrar en los bosques y selvas santiagueños.
En el Primer Sínodo del Antiguo Tucumán, de 1597, en la constitución segunda que trata de la doctrina y catecismo que se han de enseñar, se lee lo siguiente: “La doctrina y catecismo que se ha de enseñar a los indios, sea el general que se usa en el Perú en la lengua del Cuzco, porque ya gran parte de los indios lo reza y casi todos van siendo ladinos en la dicha lengua; y por haber muchas lenguas en este provincia y muy dificultosas, fuera confusión hacer traducción en cada una de ellas y muchos indios poco capaces entendrían que cada una de aquellas es diferente en la sustancia de la otra, y también habrá pocos sacerdotes que hiciesen la doctrina, por no saber las lenguas nativas de estas naciones. Pero encargamos y amonestamos a todos los doctrinantes las vayan aprendiendo, y principalmente, pues harán gran servicio a Dios en explicar la doctrina en lengua que os indios mejor entiendan, y por ese camino les oirán con mayor gusto y amor, y podrán confesar a los que no supieren la lengua general”.
De este texto se deduce que después de 50 años de la entrada de Rojas en la región de Santiago, los indios iban haciéndose ladinos en la lengua del Cuzco, la que, aparentemente antes no conocían, pero poco a pco se iba extendiendo y generalizando, aunque permanecieran las lenguas de los distintos pueblos, las que los misioneros, en lo posible también debían aprender.
Si a estas razones se añaden los estudios glotocronológicos más modernos, realizados últimamente, que dan al quichua santiagueño una antigüedad de medio milenio, debe decirse que la primera entrada de Diego de Rojas en 1643, fue también el momento en que por primera vez y no antes, se hizo presente el quichua en los esteros de Santiago.
De Cultura quichua santiaueña, de José Alfaro y Vidal Ulloa.

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