El 24 de agosto del 2006, a las 9 menos veinte de la noche, Carlos Carabajal iniciaba su gira por la vida eterna. Su voz pausada, el rasguido de la guitarra y sus pasos lentos quedaron para siempre en el corazón de quienes lo amaron, idolatraron y reconocieron su legado. Se fue con 76 años si pedir más que “tener un campo en el cielo y sembrando estrellas vivir”.
Había nacido el 12 de setiembre de 1929 en La Banda, fue el quinto de 12 hermanos varones, hijo de María Luisa Paz y Francisco Rosario Carabajal.
Durante 55 años compartió su vida con Zita Correa y de este matrimonio nacieron 4 hijos, Graciela, Carlos al que llaman “Peteco”, Enriqueta y Raúl a quien le dicen “Demi”.
También crecieron a su lado Roxana y Valeria, dos de sus nietas, quienes simplemente le llamaban “papi”, y vio nacer a sus 17 nietos y 3 bisnietos.
Las primeras notas de su guitarra las aprendió de su hermano Héctor, y desde chico sintió un gran amor por la música folklórica. Sus primeras grabaciones en disco fueron acompañando a los hermanos Simón, El Chañarcito, los hermanos Ríos, los hermanos Toledo, Hugo Díaz.
Hasta 1965 integró Los Manseros Santiagueños, en 1967 armó junto a sus hermanos el conjunto Los Carabajal y allí permaneció hasta 1971, cuando comienza su carrera como solista realizando giras internacionales por Bolivia, España y Brasil.
Junto a su entrañable amigo Carlos Saavedra formó un dúo. Él fue quien lo denominó Padre de la Chacarera, mote que no le gustaba. En cada presentación expresaba que tenían la orden del altísimo de “no morir”.
Escribió más de 100 canciones que fueron interpretadas por la mayoría de los folkloristas del país con letras que serán guardadas en el corazón de cada uno de los amantes de la música tradicional argentina.
Sus palabras
”En Santiago, los músicos tenían fama de borrachos por ello mi papá, cada vez que se iba a trabajar, desafinaba las cuerdas de la guitarra para que yo no pudiera tocarla. Y yo, como no sabía afinarla, encontré el sonido naturalmente. Descubrí que el sonido del tren, el Central Argentino que iba a Tucumán, estaba en mí. A partir de esa nota y de ese sonido empecé a afinar la guitarra”.
”Me sentaba y tenía tiempo de sobra para pensar. Así me salían las canciones. Venía recorriendo los barrios y yo pensaba solo en Santiago del Estero. Toda la nostalgia la traducía en canciones”.
”Me sorprendo cuando golpean la puerta de la casa y al salir a atender la gente me dice que viajó muchos kilómetros sólo para conocerme. Yo le digo pasen, tomando mate han de ir”.
”Tuve muchas oportunidades de ir a tocar a otros países y de quedarme a vivir en grandes ciudades pero siempre quise volver a La Banda. Cuando mi mama vivía, iba todas las tardes a verla y eso me llenaba el alma y los bolsillos de satisfacción”.
Tomado de La Banda Diario.
Y mis sueños
Si me pides que te olvide así,
no podré, no podré,
un adiós nunca mata un cariño
no mata una pena,
no mata un querer.Si tu vida es todo mi existir
para mí, para mí,
yo no puedo
dejar que destrocen
dos almas que lejos no pueden vivir.
Y mis sueños, pobre de mis sueños,
cuando yo despierte con la realidad
yo quisiera dormirme por siempre
contigo en mis sueños
volverme a encontrar.
Qué tristeza es no encontrarte más.
Ay, mi bien, sufriré,
y las cosas que juntos soñamos
solito y muy triste las recordaré.
Sólo espero que comprendas tú este amor que hay en mí
porque el tiempo que paso sin verte
estás en mi mente como un sueño azul.
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